Hace apenas unos días conocimos las conclusiones de un estudio internacional que asegura que el 99% de la humanidad respira aire insalubre o está expuesta a grandes concentraciones de partículas nocivas que se encuentran suspendidas en el aire, como resultado de las emisiones de diversas fuentes contaminantes. Como consecuencia de lo anterior, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula en 4,2 millones las muertes prematuras de personas atribuibles a esta causa a nivel global cada año.
La realidad tampoco es mejor en nuestros suelos, océanos y cursos de agua dulce, que también evidencian los efectos de diferentes tipos de polución y que, directa o indirectamente, provocan tantos o más decesos.
En efecto, según el informe que en enero pasado presentó el relator especial sobre la cuestión de las obligaciones de derechos humanos relacionadas con el disfrute de un medioambiente sin riesgos, limpio, saludable y sostenible, David R. Boyd, la cifra anterior se eleva a 9 millones si se incluye y considera la exposición a la contaminación generalizada y la presencia de sustancias tóxicas en el medioambiente. Es decir, por esta causa muere cada año el doble de las personas que fallecieron por causa del covid-19 durante los primeros dieciocho meses de la pandemia.
Debido a éstas y a otras situaciones, este jueves 7 de abril de 2022 la ONU decidió celebrar un nuevo aniversario del Día Mundial de la Salud con el lema "Nuestro planeta, nuestra salud", el cual nos invita a reflexionar sobre la importancia que tiene la interconexión entre el planeta que habitamos y nuestro propio bienestar y, además, el esencial papel que en ella juegan cada individuo, cada comunidad, los gobiernos y las organizaciones.
Este enunciado es, asimismo, un llamado de atención frente a la obligación moral que como sociedad tenemos de proteger nuestro entorno y preservarlo para las futuras generaciones.
Sin duda, estos objetivos son los mismos que se enarbolaron hace exactamente 74 años, cuando se fundó la Organización Mundial de la Salud (OMS), entidad creada en 1948 con el objetivo de promover y mejorar la salud global y de hacer más justo y equitativo el acceso de las personas a los sistemas de atención y apoyo sanitario.
Casi tres cuartos de siglo después de este hito, los dilemas, problemas y desafíos en este ámbito parecen ser exactamente los mismos; incluso en materia epidemiológica, cuando más creíamos que los avances científicos y tecnológicos nos habían hecho dejar atrás, definitivamente, mortales epidemias.
Hagamos por tanto de esta fecha una convocatoria a pensar, actuar y aportar en pro de la irrevocable e irreductible compromiso que como seres humanos tenemos: servir, auxiliar, sanar, educar y acompañar al resto de nuestros semejantes, para hacer de este mundo un lugar mejor, donde la dignidad, la valía, la igualdad, la diversidad y la intimidad de cada persona y de nuestro planeta sean siempre respetadas y reconocidas.