"La gente quiere más Estado y que la PGU sea más alta, pero no a costa de perder la capitalización individual"
En medio de la discusión constitucional sobre seguridad social, y mientras se prepara una importante reforma de pensiones, una nueva encuesta de Criteria Research, encargada por Cuprum, reveló que hay una creciente preferencia de los chilenos por un sistema que asegure la propiedad de sus ahorros. De hecho, el 83% de los consultados está de acuerdo con que en la nueva Constitución se establezca, explícitamente, que los fondos previsionales son de propiedad de los cotizantes.
El punto a juicio de Cristián Valdivieso, director de Criteria Research, es que al parecer la ciudadanía "no está sintiendo que el proceso constituyente está abordando estos temas con la profundidad, el tiempo y la relevancia que merecen".
- ¿Cuáles son las conclusiones principales a las que llegaron con en este estudio en materia de pensiones?
- Lo que es bien evidente es que producto de la conversación constituyente y los debates en torno a reformas, la ciudadanía ha ido teniendo más distinciones y entendiendo un poco más el problema de las malas pensiones en Chile. Han ido entendiendo que el problema de las malas pensiones tiene varias aristas, más allá de las AFP. Está también la escasa presencia del Estado y por eso pide más injerencia; está la arista de los bajos sueldos; la informalidad. En fin, se ha ido ampliando el nivel de conocimiento y de entendimiento del problema.
- ¿Significa que las AFP dejaron de ser concebidas como el problema principal?
- En ese mismo contexto es que la gente, junto con expresar su rabia con el sistema previsional actual y su molestia con las AFP -porque las pensiones actuales son malas y eso es un consenso transversal-, ha ido también entendiendo y valorando algunas bondades del sistema actual. Es decir que, a propósito de una reforma al sistema de pensiones, la gente se está dando cuenta de que hay cosas que no querría perder, a pesar de que quiere que haya cambios.
- ¿Cuáles son esas bondades que quieren mantener?
- Fundamentalmente es la posibilidad de elegir. Hoy día tenemos un modelo que es totalmente privado y cuando se plantea la posibilidad de que sea completamente estatal, la gente dice que no. Se trata de que todavía quiere elegir quién administra sus fondos de pensiones. La libertad de elección se ha levantado con mucha fuerza y es lo que muestra el estudio. Es una tendencia que va al alza, de la mano de la consciencia sobre la propiedad de los fondos, que es algo que se ha ido potenciado, a partir de los retiros.
- ¿Qué resultados deja la encuesta en relación a la posibilidad de un sistema de reparto?
- Las personas cada vez menos quieren compartir sus cotizaciones en un fondo solidario colectivo. Al contrario, tienden cada vez más a que esa plata de cotizaciones vaya a sus propias cuentas de capitalización individual. Lo que no significa que nadie quiera compartir parte de su cotización, aunque la gran mayoría prefiere que eso no pase. Nadie quiere que la totalidad de su cotización vaya a fondos colectivos.
- ¿Ese es el temor fundamental de las personas?
- El temor fundamental es que las pensiones no mejoren. La gente quiere más estado y que haya una pensión garantizada universal (PGU) más alta de la que hoy día, pero no a costa de perder la capitalización individual. La gente no cree que las pensiones vayan a mejorar matando la capitalización individual o pasando
Convención y pensiones
- ¿Supo la Convención Constitucional hacerse cargo de esos temores?
- Entre otras cosas, como hija del estallido social, la Convención es un proceso en torno al que a gente ha tenido muchas expectativas, particularmente, en temas de reformas sociales y garantías de derechos sociales. Entre ellos se encuentran las pensiones. Mucho de lo que estamos viendo hoy día es producto del agobio de las personas con las pensiones y con la salud. El punto es que no sé si la gente, efectivamente, está sintiendo que el proceso constituyente está abordando estos temas con la profundidad, con el tiempo y la relevancia que merecen.
- ¿Hay algo de frustración, también?
- Se evidencia el riesgo de que las personas vuelvan a sentir que no hay un proceso constituyente exitoso, que de manera creíble, verosímil y confiable el problema de las pensiones. A su vez, si no hay una reforma responsable del Gobierno, es probable que la gente vuelva a sentir que todo esto, que estaba canalizándose para generar un buen proceso de cambios, se desvanezca. Está el riesgo de que se genere, incluso, un nuevo sentimiento de frustración.
- ¿Falta un poco más de debate profundo y conocimiento sobre las normas que están aprobando o rechazando los convencionales?
- Sin duda, falta mucha información porque sobra mucha puesta en escena y performance de parte de los propios constituyentes. De ahí que lo que queda de la Convención tiene mucho más que ver con la forma que con el fondo. Los convencionales no están siendo capaces de traducir o expresar la idea de que están haciendo una pega seria y responsable. Contrario a eso, están instalando la idea de una Constitución inexperta y poco confiable.
- ¿Cómo se revierte esa sensación?
- Creo que, en la medida en que termine de redactarse el texto y los constituyentes pasen a un segundo plano, sean los contenidos los que pasen a tener todas las miradas y análisis. Solo así la gente podrá tener una opinión matizada respecto de los contenidos y cuánto de ese contenido constitucional mejorará su calidad de vida.
- Según la última encuesta de Criteria, la Convención llegó a un 57% de desconfianza. ¿A qué se debería?
- Desde que se empezó a medir, la Convención siempre ha navegado con poca confianza. Partió en julio de 2021 con un 47% de desconfianza y ahora tiene un 57%, o sea, 10% puntos más. Casi al mismo nivel al que llegó con el caso de Rodrigo Rojas Vade. Era esperable que, en el corto andar, la Convención tuviera más desconfianza que confianza y eso es algo que no se sopesó de buena manera. No se dieron cuenta de que pasaban a ser una institución burocrática, con poder y que no estaban inmunes a la crisis de confianza y legitimidad institucional que está hoy día atacándolos a todos.