Investigación de UPLA sobre contaminación
El plantel realizó un estudio luego de que varios vecinos de El Ventisquero, en Playa Ancha, denunciaran un grave incidente ambiental.
Un estudio realizado por el HUB Ambiental de la Universidad de Playa Ancha (UPLA) reveló la existencia de contaminación fecal por sobre la norma en la costa del sector de Los Ventisqueros, en Playa Ancha. La investigación se hizo eco de una denuncia levantada por vecinos del sector, quienes alertaron por la presencia en el mar de una mancha de color café, de la cual emanaban olores putrefactos. El reclamo atribuyó inicialmente dicha contaminación a un problema en el emisario submarino Calle Larga, que pertenece a Esval. Eso fue luego descartado por el propio estudio de la UPLA, cuyos resultados no son compatibles con los antecedentes técnicos y disposición de las descargas de Loma Larga y más bien apuntarían a una descarga de tipo litoral de orilla, como bien explicó el director del Centro de Investigación HUB Ambiental, doctor Claudio Sáez.
Para mayor gravedad, la contaminación afectó el área de manejo de la caleta artesanal de El Membrillo, donde las mediciones registraron 92 coliformes por 100 mililitros, cuando el máximo permitido por la norma para áreas de manejo y explotación de recursos bentónicos es de 70 por 100 mililitros.
La propia sanitaria descartó tener responsabilidades directas en los hechos denunciados, entre otras razones porque el emisario no descarga en la orilla, sino mar adentro. El caso pasó a la manos de las superintendencias de Servicios Sanitarios y de Medio Ambiente, las que indagarán las causas e impactos vinculados a este problema que es grave y ya colma la paciencia de los vecinos que, afirman, deben sufrir desde hace varios años situaciones de este tipo.
Con todo, la investigación desarrollada por la universidad es un ejemplo de cómo los centros de estudios pueden vincularse de forma útil y efectiva con la comunidad. Recoger una preocupación y abordarla con las competencias propias de un plantel de alta acreditación debería ser una estrategia permanente en todas las universidades de la zona -la que acumula el mayor núcleo de planteles después de la Región Metropolitana-, un circulo virtuoso capaz de darle consistencia y mirada de largo plazo a algunos de los fenómenos estructurales que aquejan a la Región.
Todos los planteles presentes en Valparaíso, Viña del Mar y otras comunas, hacen sus aportes de acuerdo a sus propias especialidades. Sin embargo, falta un trabajo de coordinación interuniversitaria que pueda poner su sello en los proyectos, ideas, iniciativas y soluciones que suelen estar en la discusión del espacio público regional. Desde los mecanismos para mejorar el transporte hasta las soluciones urbanísticas que nos permitirían gozar de ciudades más amables. La contribución de los planteles se potenciaría si en los grandes temas construyeran propuestas comunes, aprovechando sus capacidades complementarias. En un país cruzado por la desconfianza hacia los distintos poderes del Estado, las instituciones universitarias pueden pararse como entidades de bien común en un horizonte de largo plazo, digamos uno que mire más allá de la próxima elección.