LA TRIBUNA DEL LECTOR Rescatemos Chile
POR MANUEL VALDÉS VALDÉS, ABOGADO EXPRESIDENTE DE LA CPC, SNA, CEA, RADIOS AGRICULTURA Y SAN CRISTÓBAL, AYUDA A IGLESIA QUE SUFRE Y EXDIRECTOR DE BCI, SOPROLE Y SAN PEDRO EXPRESIDENTE DE LA CPC, SNA, CEA, RADIOS AGRICULTURA Y SAN CRISTÓBAL, AYUDA A IGLESIA QUE SUFRE Y EXDIRECTOR DE BCI, SOPROLE Y SAN PEDRO
Varios de quienes pudimos constatar el rescate de los extraviados rugbistas uruguayos en la cordillera, sobre el nacimiento del río Tinguiririca, hace medio siglo; y a comienzos de éste de los treinta y tres mineros, incluyendo un ciudadano boliviano, atrapados en el fondo de la Mina San José, ante el asombro mundial, podemos afirmar que unidos en un buen propósito y con la ayuda del Señor, aquello que se presenta como inalcanzable, a pesar de las ínfimas posibilidades de éxito, se logra.
Por circunstancias que no es del caso analizar, nos corresponde votar obligadamente en calidad ciudadana el día 4 próximo.
Cumplo el deber de compartir una responsabilidad a la cual me da derecho el ser independiente y nonagenario a fines de 2023.
Estamos en condición de proyectar, democráticamente, cumplida nuestra tarea de pronunciarnos el 4 de septiembre, el rescate de nuestro querido Chile. Creo saber cómo lograrlo. Lo resumo en tres etapas.
La primera es participar en el proceso electoral. Si tenemos duda en cuanto a local, mesa y carácter de nuestra participación, Servel ha facilitado en horas hábiles el número 600 6000 166. Es muy simple.
La segunda es escoger válidamente, el 4, una de las dos opciones.
La tercera es comprometernos activamente en el apoyo de la libertad para promover una nueva cultura que oriente positivamente a nuestra comunidad en aras del bien común, mediante el desarrollo integral de ésta y el de las personas que la conforman, dadas las tareas, condiciones y talento propios de cada cual.
Incluye a familiares, educadores, investigadores, comunicadores, profesionales, artistas, trabajadores y emprendedores.
Un preeminente valor que inspire nuestro actuar, sin egocéntrico fin y superando el materialismo, tendrá el mérito de disuadir las conductas reñidas con la paz, reforzando la fe de cada cual, la amistad y la esperanza cierta, ofreciendo una luz al final del túnel.
La institucionalidad que nos rija permitiría promover ese actuar.
¿Quién se atreve a sostener que los milagros no existen?
Debemos hacer presente a quien así piense, que se equivoca.