"El programa de gobierno no se moderó con el cambio de gabinete, al contrario, salió fortalecido"
Midiendo cada una de sus palabras para no alterar el diálogo y los destinos del actual momento constituyente, el diputado por el Distrito 6 Diego Ibáñez (CS), representante del oficialismo en las negociaciones, le exige a Chile Vamos no cometer los errores del pasado ni proyectar, como hizo la Convención, su propio programa en la nueva Constitución.
Del fracaso del Apruebo, Ibáñez asumió como lección que el éxito del proceso implica que la Constitución debe ser neutra y permitir a gobiernos de izquierda y derecha impulsar sus programas. A su juicio, no hay otras interpretaciones del resultado del 4 de septiembre. Sería un error, dice, pensar que el 62% fue un rechazo programático al Gobierno y sus convicciones.
- ¿En qué momento están las conversaciones entre el oficialismo y Chile Vamos buscando sacar adelante un nuevo proceso?
- Llevamos más de un mes de conversaciones. Hemos constatado avances, pero también hemos llegado a un punto de inflexión en torno a cuál es la intensidad de los principios para efectos de no alterar el debate democrático del órgano que va a redactar la propuesta de nueva Constitución. Pasa que hoy día, por parte de la derecha, se quiere consagrar la propiedad sobre el agua y el modelo de mercado en los derechos sociales, lo que, para mí, sería retroceder en el debate público sobre el Estado social y democrático de derechos.
- ¿El problema es que la derecha quiere dejar amarrados sus propios intereses en la propuesta?
- Hay una crítica que se le hace a la ex Convención de que prescindió del adversario para construir una mayoría y que eso resultó en el texto que finalmente fue rechazado. Es la soberbia y creer que el 62% te pertenece lo que está provocando que se quiera instalar un modelo por secretaría, antes de dar la discusión democrática. Me parece que es un error que no responde al espíritu de campaña de la derecha.
- ¿Hace distinciones entre los distintos sectores de Chile Vamos? Le pregunto porque usted ha sido elogioso del rol que viene desempeñando el presidente de la UDI, Javier Macaya.
- Me sorprende que sea el diputado Guillermo Ramírez, en representación de la UDI, quien se esfuerce por tender puentes sólidos, en tanto que RN sufre una diferencia interna que los obliga a dilatar el proceso, estancarlo e incorporar principios neoliberales a una Constitución que debería ser más neutral.
- ¿Pero como oficialismo han sido capaces de entregar algo, de ceder ante Chile Vamos?
- Más que hablar de quien gana o quien pierde, estamos muy conscientes de que se necesitan certezas para resguardar ciertas bases institucionales que son sentido común en la sociedad chilena. Hablamos del Estado unitario; del himno o la bandera, como elementos identitarios del Estado; la existencia de FF.AA. y de Orden y seguridad; o la autonomía del Banco Central; son elementos que nosotros compartimos y que, de hecho, empujamos en el texto Constitucional que se rechazó. Esos son elementos institucionales, pero no implican un contenido determinado que a mi partido o a cualquier otro, en función de su ideología, le pueda gustar.
- ¿Qué tipo de Constitución podría garantizar respaldo mayoritario en un nuevo plebiscito de salida?
- Una Constitución tiene que ser neutra y permitir que el día de mañana si gana un gobierno de izquierda o derecha, pueda impulsar su propio programa, mientras que la Constitución del 80 cercena la política, limitando a la izquierda a un diseño programático impuesto. La derecha está cayendo en esa misma lógica, sometiendo al próximo órgano a bordes que son cuestión de contenido ideológico y nosotros no estamos disponibles para avanzar si es que esa va a ser la tónica de la conversación.
Momento DEL GOBIERNO
- Para algunos sectores la victoria del Rechazo se puede interpretar también como la necesidad de moderación en el programa de gobierno. ¿El cambio de gabinete fue eso?
- El programa de nuestro gobierno no se moderó con el cambio de gabinete y equilibrando fuerzas con el Socialismo Democrático, al contrario, salió fortalecido. Claro que si uno hace un análisis aritmético de la conformación actual del Comité Político se podría interpretar que el Frente Amplio perdió espacio con el cambio de gabinete, pero te digo que la política es mucho más que aritmética, y cuando se fortalece el Gobierno, el Frente Amplio crece y se fortalece con él.
- Entonces, el Gobierno se mantiene firme con sus convicciones
- Es que sería un error pensar que el 62% fue un rechazo programático al Gobierno y que, desde ese momento, no debemos terminar con las zonas de sacrificio, recuperar el agua o las pensiones o terminar con el lucro en la salud. Me parece una interpretación absolutamente mañosa en función de los intereses empresariales.
- ¿Por qué momento pasan las relaciones entre el Frente Amplio y el Socialismo Democrático?
- Con el Socialismo Democrático hemos sostenido conversaciones transversales donde hemos acercado posiciones, hemos sabido administrar nuestras diferencias y, por supuesto, que hemos aprendido de los primeros seis meses de gobierno.
- ¿Y por qué momento pasa el Gobierno?
- Mi impresión es que el Gobierno está situado en una coyuntura en extremo compleja en lo económico y en la inseguridad, intentando hacer avanzar el barco. Todavía quedan más de tres años por delante y tengo la convicción de que pese a tener minoría en el Congreso, vamos a terminar el mandato con grandes victorias para el pueblo chileno.
- Pero las encuestas están siendo desfavorables con ustedes.
- Es que no nos interesa la encuesta de opinión, sino que el día de mañana podamos decir que este gobierno sentó las bases para que mejore la vida de la gente.
ELECCIONES convergencia
- En unas semanas su partido, Convergencia Social, vivirá una elección interna en la que usted buscará hacerse con el liderazgo del partido. ¿Qué proyecto plantea y cuáles son las diferencias con la lista rival?
- Nuestra lista aglutina varias expresiones del partido, tanto a nivel territorial como a nivel institucional. Estamos comprometidos con empujar el Gobierno y ser un partido que sea el eje de la izquierda en el nuevo ciclo político que se avecina en Chile, sin renunciar a la disputa de los sentidos comunes. En Convergencia Social no queremos atrincherarnos en los identitarismos, sino construir mayorías, reconociendo que ganamos allí donde convencemos al adversario de defender ciertos principios para que no retrocedamos en la historia. Esa es nuestra apuesta y también ahí están las diferencias que tenemos con la otra lista.
- ¿La situación en CS se volvió un tanto caótica con su llegada al Gobierno?
- Nuestra responsabilidad política precedió con creces nuestra maduración orgánica y entonces toda nuestra dirección nacional se vio obligada a tomar la primera o segunda línea del Gobierno, por lo que decidimos construir una mesa plana que nos represente. Eso ha durado un par de meses y naturalmente que en los tiempos vertiginosos que hemos vivido como partido eso ha implicado cierto nivel de desorden que resolveremos prontamente.
"Es la soberbia y creer que el 62% te pertenece lo que está provocando que se quiera instalar un modelo por secretaría, antes de dar la discusión democrática". "En CS no queremos atrincherarnos en los identitarismos, sino construir mayorías, reconociendo que ganamos allí donde convencemos al adversario".