Urgen definiciones en el tema portuario
Hay consenso en las autoridades locales y de la Región de que el terminal de Valparaíso debe concretar pronto sus proyectos de ampliación. Pese a todos los avances logísticos, los frentes de atraque portuarios son casi los mismos de hace cien años, lo que en la práctica representa un obstáculo para el comercio exterior de todo el país.
Diversos representantes de sectores importantes en la ciudad escucharon los planteamientos del presidente del directorio de la Empresa Puerto Valparaíso (EPV), Luis Eduardo Escobar, quien en la primera sesión ampliada del Consejo de Coordinación Ciudad Puerto puntualizó que el Gobierno debe tomar a la brevedad una decisión respecto al crecimiento de la infraestructura local, a la vez que reconoció la proximidad de un acuerdo sobre la materia con la Municipalidad. En la reunión participaron desde ejecutivos y funcionarios directamente vinculados a la operación del puerto, hasta grupos vecinales y trabajadores del rubro. En la oportunidad, tanto el alcalde Jorge Sharp como el gobernador regional, Rodrigo Mundaca, se mostraron de acuerdo con la necesidad de una expansión del Espigón.
Cuando se licitó el año 2011, el proyecto de construcción del llamado Terminal 2 recibió apoyos y críticas, pero finalmente el proceso fue declarado desierto. Así, el puerto sigue casi en las mismas condiciones en que se inauguraron los actuales frentes de atraque, en 1924. Casi un siglo. Se ha modernizado, con positivos resultados, la utilería portuaria, a la vez que se han despejado espacios para la transferencia de carga. En este periodo, prácticamente desapareció el ferrocarril y mayoritariamente el movimiento se hace en camiones, para lo cual se acometieron importantes obras viales, creándose el Acceso Sur, que entrega conexión con la Ruta 68. Ha resultado exitoso, además, el trabajo de los operadores privados en la logística.
La tecnología también da mayor agilidad en la transferencia, disminuyendo los tiempos de permanencia de las naves, un factor fundamental en los costos del transporte marítimo.
Pese a todos estos avances, los frentes portuarios son los mismos, casi centenarios, con lo cual el crecimiento del comercio exterior tiene de hecho un obstáculo importante. El ritmo de crecimiento del terminal en Valparaíso no está de acuerdo a las nuevas demandas y, principalmente, las nuevas competencias. Perú, pese a sus turbulencias internas, ha tomado en serio el tema portuario y ha ampliado la capacidad de Callao, liberando espacios ocupados por la Armada. Además, está en pleno desarrollo el megaterminal en Chancay, ubicado más al norte, con una inversión de US$ 700 millones de dólares. La oferta peruana no va dirigida únicamente al mercado interno, sino que también a otros países, asumiendo sus terminales la condición de hub para la transferencia de cargas internacionales. Esto podría llegar a limitar las operaciones en puertos chilenos, entre ellos Valparaíso incluso haciendo depender el comercio exterior nacional de esos nuevos terminales peruanos. Esta realidad y las necesidades del nuestro comercio exterior exigen, como lo plantea Escobar, una urgente definición.