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Mala semana para la educación

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El fallecimiento de Ordine fue la primera de una serie de malas noticias que hemos recibido esta semana en educación: el cierre del Colegio SEK, los resultados del SIMCE y el paro del Colegio de Profesores en el peor momento".

La noticia pasó prácticamente desapercibida. El 10 de junio de 2023, con apenas 64 años, falleció el profesor y escritor italiano Nuccio Ordine. Entre sus principales obras, destacan "La utilidad de lo inútil: Manifiesto"; "Clásicos para la vida. Una pequeña biblioteca ideal" y "Una escuela para la vida".

Los primeros recuerdos de Ordine estaban relacionados justamente con su escuela y su maestra Ofelia Brancati en Diamante, Calabria. El pueblo era tan pequeño y pobre que no tenía espacio para una escuela, por lo que sus primeros años de estudio fueron en la casa de su maestra. Tenía clases, incluso cuando ella estaba enferma. Fue ese ejemplo de responsabilidad y el apoyo que recibió lo que marcaron a Ordine, tal como lo mencionó en múltiples oportunidades: "El encuentro con los buenos profesores puede cambiar la vida de los estudiantes".

Gracias a su maestra, Ordine se transformó en un crítico de la educación mercantilista en las escuelas y universidades, un defensor de las humanidades y de que la importancia del saber se encontraba en el mismo aprendizaje, más que en el resultado.

El fallecimiento de Ordine fue la primera de una serie de malas noticias que hemos recibido esta semana en educación: el cierre del Colegio SEK, los resultados del SIMCE y el paro del Colegio de Profesores en el peor momento.

Los 800 alumnos, sus apoderados y un centenar de funcionarios del Colegio SEK parecieran ser las víctimas de un conflicto entre el polémico empresario Jorge Segovia y los profesores del sindicato que, según informaciones de este diario, no representaría a más del 30% de los docentes. Si la decisión es definitiva, habrá que ver la forma de reorganizarse. Por el contrario, si se trata de un chantaje, resulta miserable hacerlo a costa del sufrimiento de un millar de personas.

Respecto del SIMCE, los resultados fueron aún peor a los esperados. La inesperada pandemia obligó a encerrar a los niños en las casas y las clases por zoom, aunque permitieron salvar la situación, estaban lejos de igualarse en calidad a las presenciales. Después de dos años, los estudiantes no se avergüenzan en reconocer que aprendieron poco y nada y que copiaban en la mayoría de las pruebas.

Hay que agregar a eso la obstinación de la oposición de ese entonces y del Colegio de Profesores por no volver a clases. El resultado, según el SIMCE, señala que un 45% de los estudiantes de cuarto básico tiene un nivel insuficiente en habilidades y conocimientos elementales, mientras que en segundo medio esa cifra se eleva al 54%. En términos globales, un 82% de los estudiantes no domina correctamente los contenidos esperados.

El problema no acaba aquí. La relevancia que se le ha asignado al promedio de la enseñanza media (NEM) obliga a los establecimientos a inflar artificialmente las notas para ayudar a los estudiantes, provocando una paradoja. En los últimos 5 años, los estudiantes han aprendido menos que los de antes, pero obtienen mejores notas.

La guinda de la torta la aporta el Colegio del Profesores con el anuncio del paro. La deuda histórica, por muy justa que sea, no puede estar antes que la necesidad de los estudiantes. Así como a Ordine, no está de más volver a leer a Gabriela Mistral: "Todo para la escuela, nada para nosotras mismas".

Lo increíble de toda esta historia es que el presidente Gabriel Boric, Camila Vallejo y Giorgio Jackson se hicieron conocidos por sus demandas educacionales, pero hoy, al mando del Gobierno, pareciera no ser prioridad hacerse cargo de ésta. Quizás es hora de volver a sus orígenes, olvidarse de la pelea chica y buscar un acuerdo transversal que permita construir los únicos cimientos que pueden hacer de Chile un país mucho más justo. 2

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Niñería, vergüenza o delito

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La actuación del parlamentario al grabar parte de una conversación privada del presidente Gabriel Boric con congresistas del Biobío y La Araucanía en su residencia de Cerro Castillo, y luego darla

a conocer a los periodistas, fue realmente vergonzosa".

"No siento vergüenza. Puede haber sido un tema ético", dijo el diputado de Renovación Nacional Miguel Mellado, al finalizar una semana en la que probablemente tuvo más exposición en los medios que durante toda su gestión. Y no precisamente porque su trabajo haya sido destacable. Por el contrario, su aparición pública fue por mostrar una falta brutal de criterio y, luego, varias explicaciones que, en vez de arreglar la falta, solo la empeoraron.

La actuación del parlamentario al grabar parte de una conversación privada del presidente Gabriel Boric con congresistas del Biobío y La Araucanía en su residencia de Cerro Castillo, y luego darla a conocer a los periodistas, fue realmente vergonzosa. Y con ella, una vez más salta a la vista que hay quienes piensan que el fin justifica los medios o, simplemente, que no piensan en lo absoluto antes de actuar.

Aunque los límites entre la vida privada y pública, al menos en términos legales, son claros y su transgresión no se justifica fácilmente, parece que Mellado no se enteró que hay una parte de nuestra existencia que compartimos solo con algunos pocos, en lugares que no son de libre acceso al público y en materias que no queremos que sean conocidas por todos. Aquello está resguardado en varios cuerpos legales, en este caso, en el artículo 161 A del Código Penal, que castiga a quien por cualquier medio capte conversaciones privadas en lugares particulares que no son abiertos al público. Por lo mismo, la Fiscalía se encuentra analizando si los hechos en que se involucró Mellado pueden configurar derechamente un delito.

En esa línea, el show que esta semana protagonizó el diputado superó todos los límites. Si bien todos saben que cuando hay reuniones en las que participa más de una persona, sobre todo en política, es obvio que algo de aquello se filtrará a los medios, sobre todo porque conocer esas materias es parte también de la fiscalización de los periodistas al poder, muy distinto es grabar el contenido de dichas conversaciones para darlas a conocer íntegras y sin consentimiento de sus protagonistas.

Pero al escuchar las explicaciones de Mellado quedó claro que algo en el desarrollo de su adultez falló, aun cuando tiene más de sesenta años. Porque cuando los medios publicaron el material que él entregó, fue uno de los primeros en salir a lamentar que alguien hubiese "quebrado las confianzas" con La Moneda. Pocas horas después, tuvo que reconocer había sido él mismo. Y aclaró que no le daba vergüenza. Insólito.

La palabra "arrepentimiento", de hecho, no estuvo presente en sus palabras. Incluso, en una muestra del conocido dicho "miente, miente, que algo queda", aseguró que en sus actos no había falta a la verdad, sino problemas "éticos"; aclaró que le pedía disculpas al presidente Boric, pero que no renunciaría a su cargo, pues se "debía" a los ciudadanos de La Araucanía, y terminó reiterando que no mintió, sino que fue "impreciso", cuando desconoció haber grabado lo que grabó.

Y para agregar más pelos a la sopa, vino entonces el arranque de infantilismo para intentar aclarar -el que explica se complica, dice el dicho- lo que había sucedido, aduciendo que "llegué tarde a la reunión, no estuve presente cuando dieron las instrucciones de no grabar", como si fuera absolutamente normal poner "rec" cuando uno está en un encuentro privado. Luego, advirtió que quería guardar el material para "cobrárselo" al mandatario en seis meses más, de manera de resguardar que las promesas se cumplieran, además de que lo entregó a la prensa dado que fue requerido por periodistas. Y, por último, que apenas grabó diez minutos de un encuentro de más de tres horas. ¿Aquello permite entonces la falta de criterio?

Aunque algunos tildaron la actuación maquiavélica, descriteriada y vergonzosa como "niñería", a lo que quizás podríamos estar acostumbrados con varios de los "honorables", lo cierto es que el parlamentario se pasó "varios pueblos" con sus dichos y explicaciones, pasando de lo infantil a lo probablemente ilegal, aunque para él "solo" haya sido "antiético". 2

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