El Centro de Estudios y Asistencia Legislativa (CEAL) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) lanzó hace algunos días su esperada Revista de Estudios Internacionales, Defensa y Seguridad (Reids) en un necesario esfuerzo por establecer un camino conjunto con las Fuerzas Armadas y diversas entidades civiles en la formación de nuevos referentes en Defensa y Seguridad en tiempos en los que, lamentablemente, los conflictos y las amenazas no han hecho más que multiplicarse a escala global.

Dirigida por el ingeniero comercial Gianni Rivera y con un renombrado consejo editorial en el cual participan el abogado Alan Bronfman, el almirante (r) Ramiro Navajas o la talentosa investigadora Catalina Scherping, el contundente primer número (disponible de forma digital y gratuita en la página del CEAL) se titula Chile, país marítimo: oportunidades y amenazas, el cual incluye interesantes artículos de Fernando Wilson, Cristopher Green, María José Piñeiro, Esteban Vergara o los propios Navajas y Scherping, entre otros, referentes a temas tan amplios como la disuasión convencional, la construcción de fragatas, la iniciativa china de la franja y la ruta, la gobernanza en el mar o la guerra de Ucrania.

Durante la inauguración, en la cual confluyeron personajes como el Comandante en Jefe de la Armada, almirante Juan Andrés de la Maza, altos representantes del Ejército, la Fuerza Aérea, Carabineros, la PDI, Poder Judicial, el senador Kenneth Pugh, el excanciller Ignacio Walker, el rector Nelson Vásquez y otros de igual relevancia, se destacó la necesidad de integrar a las instituciones señeras de Valparaíso (como la Armada, la PUCV, El Mercurio y el Puerto) en la conformación de un nuevo nicho de estudios e investigación, que en el futuro inmediato se verá amplificado por un magíster, en la búsqueda de alternativas que permitan fortalecer la democracia y la civilidad.

Durante los últimos meses, el sistemático trabajo que requiere la erradicación de la pobreza y el desafío de la vivienda ha sufrido un importante revés debido al vergonzoso caso Convenios, que ha puesto en tela de juicio el trabajo de muchas instituciones que han puesto sus mejores esfuerzos, expertiz técnica y desinteresada colaboración para sacar adelante al país. Hasta ahora, nadie parece querer hacerse cargo de la crisis.

El asalto que las fundaciones ligadas al Frente Amplio realizaran a los fondos fiscales -es decir, plata de todos nosotros, los contribuyentes-, junto al displicente control del Estado para evitarlo, fungen un agravio imperdonable para los pobladores y la opinión pública, el que debe ser remediado mediante la restitución de la totalidad de los fondos comprometidos en aquellos casos en que existió una malversación de caudales públicos, la erradicación de inescrupulosas manos que han estado operando en la administración del Estado y la aplicación de las penas que correspondan, como ejemplo de lo que nunca más puede volver a suceder.

Injusticia y sinvergüenzura es la opinión en los campamentos y poblaciones de la Región de Valparaíso, que suman día a día los cuantiosos recursos que otros utilizaron a costa del padecimiento ajeno. ¿Qué puede responder un Gobierno ineficaz o una institución que desfalca al Estado para fines electorales frente al dirigente que ve su casa lloverse durante el invierno?, ¿qué pueden responder ahora los involucrados frente a las casi 40 mil familias de nuestra región que viven en situación de campamento?, ¿qué podría responder la acusada de comprar lencería con fondos públicos a los miles de padres en situación vulnerable que se esfuerzan para comprar un par de zapatos a sus hijos? Por su puesto, nada, porque nunca estuvo en sus fines ayudar a quienes más lo necesitan.

Resulta paradójico que quienes decían venir a cambiarlo todo, finalmente terminaron por corromperlo todo, ya no sólo con la exacerbada agenda político-partidista en las políticas públicas, sino que, además, atentando contra el orden institucional imperante y abusando, a pretexto de causas benéficas, de la fe pública para fines mezquinos, individuales y que nada tienen que ver con alcanzar un Chile más humano, más solidario o más justo.

Ante esta situación, a instituciones como la que hoy me toca representar, no nos queda más que redoblar esfuerzos para seguir ayudando a las personas a salir adelante, creando y desarrollando proyectos sociales que, en comprobada realización, vayan en auxilio de quienes lo requieran y se dignifique, nuevamente, el noble aporte que la sociedad civil puede entregar a todos los chilenos.