"Acá lo inmobiliario es pensado brutalmente en la ganancia a corto plazo, sin considerar el entorno"
El arquitecto Camilo Moraes, viñamarino que estudió en el colegio Winterhill y en la Universidad Técnica Federico Santa María, y que actualmente reside en Concón, fue el único representante de Chile en la reciente edición del Festival Mundial de Arquitectura, entre el 28 y el 30 de noviembre en Amsterdam Holanda, desde donde regresó como flamante ganador en la categoría "Pequeño Proyecto", gracias a la iniciativa hotelera que desarrolló en una playa del desierto de Atacama, que se compone de domos e instalaciones hechas con materiales locales.
"El proyecto es una estación de turismo sustentable, itinerante, que cuenta con un centro de servicio y tres habitaciones aisladas. Fue todo construido en base a estructura de madera, integrado a materiales locales, que fueron inspirados en un pueblo ubicado a 50 kilómetros del lugar, que se llama Totoral, donde descubrimos la brea y la totora, que son recursos del lugar que son utilizados como cercos rurales en totoral, y ese material fue el que utilizamos en prácticamente todo el proyecto, un material que protege muy bien del sol y a la vez tiene baja mantención, porque uno puede ver en los cercos rurales cómo se mantiene bien durante años", detalló Moraes.
Respecto del evento, destacó que "fue una experiencia increíble, porque fue en una ciudad increíble, que es Amsterdam. El Festival reunía a arquitectos de 81 países, entonces es el evento más global que hay en la arquitectura, perfectamente organizado", agregó Moraes, quien se transformó en el segundo chileno en obtener el prestigioso galardón, tras Juan Sabbagh, que lo obtuvo hace una década y que se sumó al Premio Nacional de Arquitectura que había obtenido el año 2002.
- ¿Qué aspectos de tu proyecto fueron claves para obtener el premio?
- Le gustó mucho al jurado por la responsabilidad ambiental que tiene el proyecto, y el uso creativo del recurso local, además de la fuerte decisión arquitectónica, que fue lo que destacó el jurado. Fue muy importante en el proyecto la libertad total que me dio el cliente para hacerlo, a pesar de que no concordábamos en algunas cosas. Siempre hubo una libertad que es muy importante en la arquitectura, que la vi mucho en Amsterdam porque es una ciudad que apostó mucho a la arquitectura, a través de una libertad total de diseño, y eso activa mucho la ciudad, una ciudad llena de cosas para mirar, llena de actividades, llena de tremenda arquitectura, y eso fue gracias a una apuesta en ese tiempo, una apuesta en que se le dio total libertad a los arquitectos, y que ahora es súper trascendente en una ciudad que es ícono mundial de la arquitectura.
- ¿Qué proyecto de los que viste allá destacarías y crees que sería interesante desarrollar algo similar en la Región de Valparaíso?
- Una cosa que me llamó mucho la atención era respecto a los edificios urbanos. Y es que todos los proyectos que presentaban, en general combinaban programas comerciales con deportivos, con residenciales, con paisajismo, que es algo que acá en Chile no se ve. Acá el desarrollo inmobiliario, generalmente, siempre se centra en la venta de viviendas, habiendo una despreocupación por todo lo que pasa en los primeros niveles, no combinan vivienda con esparcimiento, con espacios libres. El mismo proyecto ganador como obra del año, por ejemplo, de Whoa arquitectos, en Singapur, combina paisajismo, combina un edificio con una forma entretenida, que tiene una buena exposición solar, lo combinan con espacios públicos, con espacios deportivos, con espacios comerciales, entonces hace que sea un programa mucho más interesante para el desarrollo de la ciudad. A diferencia de lo que sucede acá en lo inmobiliario, que es algo brutalmente pensado en lo económico, en la ganancia a corto plazo, y no considera nada el entorno ni todo lo que va a suceder a futuro en esos lugares. Eso fue lo que más me llamó la atención de lo que vi, lo entretenidos que eran los edificios porque acá son, en general. muy fomes, aparte de que no funcionan bien.
- ¿ Y cómo ha funcionado tu proyecto en los cuatro años que lleva instalado en Atacama?
- La recepción de los turistas ha sido excelente, a todos les encanta el proyecto y he recibido puros buenos comentarios, que fue una de las razones que me motivó a participar de este festival. Partió siendo un proyecto casi secreto en el desierto, muy desconocido, y se ha dado a conocer por las personas que lo han descubierto. La difusión ha sido a través del boca a boca, y los dos últimos años ya ha sido exitoso; en la temporada de verano ha completado su capacidad.
- Pese a ser construcciones de bajo costo...
- Sí, de hecho en el festival vi un proyecto de Australia muy parecido a éste. Sin embargo, mi proyecto, a diferencia de todos, era el proyecto, yo creo, con menos recursos que se presentó en el festival, probablemente, porque todos los otros proyectos que competían con éste eran realizados con cinco o diez veces más recursos. Y el día que gané, cuando hice mi presentación, después de mí venía la oficina OMA ( Office of Metropolitan Architecture) , que es la oficina de Rem Koolhaas, el arquitecto más famoso de Europa, autor de las principales publicaciones de arquitectura moderna. De hecho los principales referentes de la arquitectura moderna son libros de él. Entonces el nivel de todos los proyectos era muy alto, y por eso para mí fue muy inesperado el premio.
- ¿Y cómo fue la premiación?
- El día de la premiación estábamos en una gala en el centro de Amsterdam, en un edificio histórico, en un lugar enorme con más de mil arquitectos de los 81 países que participaron. Cuando empezaron a presentar los proyectos de esta categoría, en la mesa donde estaba sentado con arquitectos italianos y austriacos con los que me hice amigo, empecé a reclamar porque no habían mostrado mi proyecto. Y de repente se puso la pantalla de color amarillo y dicen "y el ganador es Camilo Moraes con su proyecto en el desierto de Atacama". Fue algo totalmente inesperado, y después todos me echaban la talla y me decían "y dónde está mi proyecto?!!".
- Antes de partir a Holanda estuvo en la Gobernación y el director de Conaf dijo que le parecería interesante replicar este proyecto en el sector de Hijuelas del Parque Nacional La Campana y en la reserva Lago Peñuelas. Probablemente ahora que volviste con el premio esa posibilidad podría tomar más fuerza...
- Claro, perfectamente, me gustaría poder compartir esta experiencia, principalmente con Conaf, con el Ministerio del Medio Ambiente o el de Bienes Nacionales, para ver de qué manera se pueden desarrollar los recursos naturales chilenos a través del turismo sustentable, con este tipo de infraestructura de bajo impacto. En Chile no se habla de arquitectura de bajo impacto, y creo que eso puede ser un gran tema y un gran desarrollo económico responsable para el país. Otra de las perspectivas que se me abren es que fui invitado a hacer clases en la Universidad Santa María, a un taller avanzado de cuarto y quinto año. A mí me interesaría que los estudiantes levantaran este tipo de proyectos en parques nacionales, por lo que estamos en conversaciones con Conaf Atacama para realizar ese taller en el parque Llanos del Challe.
- ¿Y en esta región?
- Acá tuvimos esa primera aproximación con el director de Conaf, y me gustaría retomar, porque quizás en vez de hacer proyectos en la Región de Atacama, podríamos abordar el proyecto acá, con estudiantes de la región, y La Campana es un lugar perfectamente apto para eso, porque es un espacio protegido importante en la región, y que como casi todos los espacios protegidos, no tiene la infraestructura adecuada para que se preserven bien en el tiempo.
"Acá el desarrollo inmobiliario, generalmente, siempre se centra en la venta de viviendas, habiendo una despreocupación por todo lo que pasa en los primeros niveles"."
"Podríamos abordar el proyecto acá, con estudiantes de la región, y La Campana es un lugar perfectamente apto para eso"."