"Ustedes tienen aquí una ciudad extraordinaria". Palabras del ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, sobre Valparaíso. Pero junto a esas buenas palabras, transversalmente compartidas, reconoce que tras los muros de la ciudad extraordinaria se ocultan baja en el empleo, el crecimiento y proliferación de campamentos, expresión dramática de la pobreza.
Y dice algo obvio: "Para que haya progreso, crecimiento, empleo o mejores remuneraciones debe haber mayor inversión". Diagnóstico correcto, una realidad que reconoce el propio ministro: "Aquí han influido algunas empresas que han cerrado, no es una buena noticia que se hayan postergado algunas inversiones (aludiendo al T2), entiendo que se va a mantener como proyecto y se va a lograr igual que se concrete".
Es cierto que los problemas sociales van de la mano con el bajo crecimiento; las cifras regionales son malas y se requiere mayor inversión.
Esto cuando hay cierres de industrias y la construcción presenta un crecimiento incierto con quejas por falta de certeza jurídica para acometer proyectos, especialmente en Valparaíso. Este problema puede ser resuelto con planos reguladores que aseguren normas claras que, junto con incentivar la inversión, cautelen la armonía urbana. Oportunidad concreta en la materia es el rescate del sector Almendral, donde hay que desarrollar una acción que convoque y dé seguridad a nuevos emprendimientos. En turismo hay avances que se expresan en importante inversión hotelera y un interesante desarrollo gastronómico.
El gran tema sigue siendo el portuario, que navega en un mar de contradicciones que se prolongan en el tiempo, generando dudas en la inversión, en el comercio exterior y en la conectividad. Pese a todo, Moreno, navegante optimista, espera avances en la materia.
Moreno no es ministro de Obras Públicas ni de Transportes. Así, sus responsabilidades no son los muelles ni las vías ferroviarias. Son, de acuerdo a la misión de su cartera, las personas. Las personas más pobres y vulnerables. Pero la superación de la pobreza en todas sus dimensiones se vincula al crecimiento, al trabajo, la capacitación, las remuneraciones, la salud, la educación, la vivienda y la seguridad.
Y la atención de esos problemas si bien tiene un alcance económico, también exige, como lo dice el ministro, un trabajo de "toda la comunidad, el Estado, la sociedad civil, empresas, universidad, de todos los que puedan dar una mano". Pertinente llamado a la unidad tras la meta común de derrotar la pobreza, llamado oportuno en esta "ciudad extraordinaria" donde el debate eterno, la zancadilla política, la desconfianza y la soberbia ahogan la inversión, la iniciativa y, finalmente, la solución a los problemas de la gente.