Los metaleros de la zona vivieron ayer una jornada que fácilmente se podría calificar de inolvidable tanto para los niños y los adultos que llegaron ayer hasta el Sporting de Viña del Mar para acompañar a Slayer en la despedida de Chile, en un concierto que dejó más de algún reclamo entre los vecinos del lugar.
Todo comenzó con el debut en tierras viñamarinas de Anthrax, una de las bandas icónicas del thrash metal. El grupo apareció en escena puntualmente a las 18.30 horas tocando temas clásicos como "Efilnikufesin (N.F.L.)" y "Now it's dark" con el público disfrutando cada uno de los temas, para saltar y gritar a todo pulmón con "Indians".
Al finalizar la actuación del grupo -que fue calificada de épica por la organización de Santiago Gets Louder, que trajo la banda a la capital y Viña del Mar-, el comentario recurrente era la imposibilidad de "dimensionar" que habían sido testigos del show de Anthrax en Viña del Mar, pues muchos de ellos no podían creer que la banda había estado en su ciudad.
A continuación vendría el momento cúlmine de la jornada con el último concierto en Chile de Slayer en la ciudad natal de su vocalista, Tom Araya.
La banda, que el año pasado anunció su despedida de los escenarios, salió a escena de als 20.30 horas con un tema de su último disco, "Repentless", y después encendió al público con "Evil has no boundaries", de su álbum debut.
Sin casi tiempo para descansar, el grupo conformado además de Araya por Gary Holt -que portaba una polera que rezaba "Kill the Cardashians"- Kerry King y Paul Bostaph siguió con "World painted blood" y otro clásico, "Post Mortem" del disco "Reign in blood", considerado a nivel mundial como el máximo exponente del thrash metal.
Poco antes de interpretar "War ensemble" del álbum "Seasons in the Abyss", dijo algunas palabras en español: "Yo quiero que ustedes pasen un buen tiempo, ok", lo que provocó la algarabía de los asistentes. Cerca de las 22 horas terminó el concierto con un Tom Araya visiblemente emocionado en lo que fue su despedida de los escenarios nacionales desde su ciudad natal. El músico junto con agradecer a los fans, y bandera en mano, cerró con un grito de "Viva Chile mierda!".
Ruidos molestos
Claro que no todos quedaron contentos con la actuación en su tierra natal de Tom Araya, pues muchos vecinos reclamaron por las redes sociales por el alto volumen del espectáculo.
En los sectores aledaños se escuchaba el concierto tal como si se estuviera en el mismo Sporting, y el sonido se expandió hasta los Oriente y a Chorrillos. El reclamo más común era por qué se autorizó un concierto de esta naturaleza en día de semana.