Locales en default, un "clásico de Viña"
El anuncio de clausura por parte del tradicional restaurante "Diego Pizza" es un nuevo golpe a la alicaída Ciudad Jardín y al eje de Av. San Martín. Lamentablemente, el sistema dedeliveryy reparto a domicilio no es suficiente para mantener locales de estas características y menos para sobrellevar una crisis que aún pareciera tener mucho por recorrer.
El anuncio de cierre para el próximo 20 de julio del tradicional restaurante "Diego Pizza" de la avenida San Martín ("Un clásico de Viña del Mar", como reza la leyenda en su entrada), ya no parece novedad en la dinámica propia de los últimas semanas que pareciera condenar al hundimiento total al rubro gastronómico en la Ciudad Jardín y el vecino Valparaíso.
De acuerdo con sus administradores, y después de cuarenta años de historia, el local ya no cuenta con espaldas para hacer frente a la mantención del local, el pago de los servicios básicos y los sueldos de sus cincuenta empleados, más aún luego de las temibles consecuencias de los desórdenes sociales que golpearon a la ciudad desde octubre del año pasado y por las cuales se vieron afectados todos los restaurantes y locales nocturno del eje San Martín, incluyendo el Casino Enjoy, otro clásico enclave que hoy lucha por subsistir por medio de una reorganización judicial contemplada por la ley.
Lamentablemente, el sistema de delivery y reparto a domicilio no es suficiente para mantener locales de estas características y menos para sobrellevar una crisis que aún pareciera tener mucho camino por recorrer y cuyo regreso a la normalidad y las costumbre sociales de antaño asoman también como demasiado lejanas.
La Cámara de Comercio y Turismo de Viña del Mar da cuenta de que la actual crisis es incluso superior a la del año 1982, con proyecciones que hablan de hasta el 70% de los locales cerrados debido a restricciones en el acceso a préstamos bancarios y fondos estatales que dejan fuera a buena parte de sus postulantes.
La hora del default ha llegado de forma decidida a la Ciudad Jardín y a toda aquella antigua cadena virtuosa que daba empleo a miles de personas. Es cierto: no es el Gobierno el culpable de la pandemia del coronavirus, pero sí deben buscarse fórmulas a través del Consejo Regional y el gobierno local para ir en auxilio de una ciudad orientada hacia el descanso y la entretención, ad portas de un segundo semestre que se anticipa tanto o más duro que el inicial, aun cuando ciertas optimistas proyecciones permiten vislumbrar reaperturas graduales a partir del próximo mes de agosto.
¿En qué terminará todo esto? Quién sabe. Desde ya la ya citada Cámara de Comercio y Turismo de Viña del Mar ha amenazado en el pasado reciente con demandar al Estado por su "inacción" durante el estallido social y las, a su juicio, inconvenientes y arbitrarias medidas sanitarias tomadas en la pandemia. ¿Volverán a tocar esa tecla?