Cáncer testicular: la población joven es la más vulnerable
La práctica frecuente del autoexamen es esencial en la detección de esta patología, que el año pasado fue la de mayor presencia en hombres chilenos de entre 15 y 39 años.
ESTE ESPACIO REFLEJA NUESTRO COMPROMISO CON LA PROMOCIÓN DEL AUTOCUIDADO, PREVENCIÓN Y DETECCIÓN TEMPRANA DEL CÁNCER, PILARES FUNDAMENTALES DE NUESTRO ROL SOCIAL.
Aunque los avances en el diagnóstico y tratamiento han reducido significativamente la mortalidad por cáncer testicular en las últimas cuatro décadas, esta enfermedad se ha incrementado en la población masculina joven a nivel mundial y en particular en Chile.
"Afecta principalmente a hombres de entre 18 y 35 años", dice el doctor Jorge Díaz, jefe de Cirugía Urológica Oncológica del Instituto Oncológico FALP, quien, a propósito de la conmemoración del Mes de la Concientización sobre el Cáncer de Testículo durante abril, destaca la importancia de difundir esa realidad de manera decisiva.
"Es una patología menos común si se consideran las cifras globales y por esa razón el tema se pone esporádicamente sobre la mesa, cuando se ha enfermado alguna personalidad, como el ciclista Lance Armstrong. Pero tomando en cuenta que los pacientes se encuentran en el inicio de la vida adulta o productiva, su impacto es relevante", agrega.
En nuestro país, el cáncer testicular fue durante el 2020 el de mayor ocurrencia en hombres de entre 15 y 39 años, con 498 casos, de acuerdo con Global Cancer Observatory (Globocan). "Chile, curiosamente, y no está claro por qué, es de los países que presentan las más altas incidencias en comparación con Estados Unidos o el resto de Latinoamérica", comenta Díaz.
Si bien no hay certezas absolutas sobre sus causas, el profesional explica que esta patología está asociada a factores genéticos y ambientales. Dentro de los primeros se incluyen la criptorquidia (testículo no descendido), tener antecedentes familiares de cáncer testicular, así como haberlo padecido antes, y ser VIH positivo. En lo que concierne a los factores de riesgo ambientales, estos no se conocen con la precisión que ha sido posible establecer en otros cánceres, "pero es probable que el tabaquismo, la contaminación ambiental y el uso de anabólicos tengan injerencia en su desarrollo".
Al igual que en otros tipos de cáncer, la prevención y la detección tempranas son las armas más eficaces en el combate de los tumores testiculares, que crecen rápidamente, según Díaz. "Desde el punto de vista educativo, lo más importante es difundir el autoexamen, del mismo modo en que se difunde la palpación de las mamas en las mujeres. Es esencial que niños y jóvenes aprendan a examinar sus genitales y que cualquier cosa fuera de lo habitual los lleve a consultar o a avisar a sus padres".
El especialista aconseja palpar los testículos al menos una vez al mes y sostiene que el momento más adecuado y de mayor comodidad es durante las duchas. "Cuando uno conoce su propio cuerpo, detectar cualquier anomalía se vuelve mucho más fácil. El área genital muchas veces está sujeta a tabúes heredados y eso genera un problema para la prevención. Hay que educar desde pequeños a los niños en torno a su cuerpo".
La mayor señal de alerta a la que deben estar atentos es el aumento del volumen testicular, el principal síntoma de cáncer. "Aunque también puede haber dolor o ginecomastia (crecimiento de las mamas), el incremento del volumen es el más común y en ese caso hay que consultar de inmediato. Como esta enfermedad se da habitualmente en jóvenes, en ciertas ocasiones por desconocimiento o vergüenza se dejan estar y consultan tardíamente, cuando una pequeña protuberancia ya es de gran tamaño", relata.
El diagnóstico del cáncer testicular se realiza mayoritariamente a través de un examen clínico, dice el doctor Díaz. "También son importantes los análisis de laboratorio: si bien hay distintos tipos de tumores, algunos marcadores que son específicos para varios grupos de ellos se elevan y ayudan a diagnosticar. Existe un tercer pilar: la ecografía testicular, que es rápida, no invasiva y muy sensible para la detección de nódulos intra-testiculares", explica.
Al igual que en otros tipos de cáncer, la prevención y la detección tempranas son las armas más eficaces en el combate de los tumores testiculares.
Sobre el 95 por ciento
de los pacientes se mejora
La primera fase del tratamiento del cáncer testicular consiste en la extirpación del órgano enfermo. "Equivale también a la última etapa del diagnóstico, porque permite confirmar el tipo de tumor con la realización de la biopsia", precisa el doctor Díaz. Agrega que, dependiendo de la naturaleza de las células malignas y de su extensión, el médico tratante decidirá si el paciente es sometido a observación o a radioterapia y quimioterapia.
Al margen del tipo de tumor y de la etapa en que se encuentre la enfermedad, el pronóstico en casos de cáncer testicular es bastante alentador: "Sobre el 95 o 98 por ciento de los pacientes se mejora. En los años 80 hubo un desarrollo de quimioterapias que cambiaron el curso de esta enfermedad y los resultados. Además, nuestra población consulta cada vez más precozmente y eso permite que la mayoría de los cánceres sean diagnosticados tempranamente. De ese modo, muchas veces la extirpación es suficiente. Requiere, sí, un seguimiento, que debe ser ordenado y dura varios años".
La sexualidad y fertilidad de quienes han sido sometidos a la extirpación de un testículo no debería sufrir alteraciones, en la medida que el testículo contralateral esté sano, según el especialista. "Pero si presentan algún trastorno o atrofia, es posible que requieran suplementación hormonal. Lo que sí puede generar problemas de fertilidad, transitoria o definitiva, es la quimioterapia. A esos pacientes se les indica, por lo tanto, que congelen espermios".
FALP es integrante de la
Organización Europea de
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