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Juzgado ordena desalojo del bar "La Playa" por no pago y su dueña desmanteló el lugar

VALPARAÍSO. El propietario del edificio dijo que el contrato incluía un inventario, pero la arrendataria se llevó hasta las puertas y apeló a la Corte.
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Katherine Escalona M.

Una compleja situación judicial tiene en el ojo del huracán al exbar "La Playa", que por más de 20 años funcionó en el local comercial de calle Serrano 567 o por Cochrane 568, en Valparaíso. Esto, porque el dueño del inmueble demandó a la arrendataria, Cecilia Gutiérrez, por no pago del arriendo, causa que fue acogida por el Primer Juzgado Civil de esta ciudad.

El juzgado, en febrero de este año, acogió la demanda interpuesta por la sucesión de la familia Atalah, dueños de la propiedad, "en cuanto a declarar terminado el contrato, así como el pago de las rentas adeudadas, reajustadas, y la restitución del inmueble; no pronunciándose el tribunal respecto a la demanda subsidiaria de desahucio por ser esto inoficioso". Gutiérrez apeló a la Corte de Apelaciones de Valparaíso en marzo y fue declarada admisible.

Dada la orden del juzgado, en abril pasado Gutiérrez determinó retirar sus cosas del recinto y desmanteló completamente el emblemático bar, pasando a llevar- según el propietario del inmueble- el contrato de arrendamiento de 2011, que tenía un inventario de las cosas que había en su interior, desatándose un conflicto mayor.

Tras esto, Eduardo Atalah, uno de los dos hijos que está vivo de la sucesión, presentó una denuncia a la Policía de Investigaciones (PDI) de Vitacura, porque "Gutiérrez se llevó hasta las cañerías y no pagó ni el agua ni la luz". La causa está siendo investigada por la Brigada Investigadora Criminal (Bicrim) de Valparaíso. Paralelamente, la dueña de la marca del establecimiento insiste que todo era de su propiedad.

Demanda del 2019

Uno de los dueños del inmueble patrimonial, Eduardo Atalah, reconoció que "esto es una larga historia. Una demanda judicial que se hizo en diciembre del 2019 y que acordó interponer porque (Cecilia Gutiérrez) tenía deudas, no cumplía con los contratos y, a principios de 2021, se resolvió que tenía que devolver el local y pagar la deuda".

El local, aseveró Atalah, "tenía una gran cantidad de cosas que eran parte del patrimonio del recinto, que estaba estipulado en el contrato. Era una lista larga, de cristales, espejos, mesones y todo eso se lo llevó. Ella tenía que entregar el local a principios de abril, se demoró bastante y sacó con camión todo lo que tenía adentro".

Tras esto, Atalah contó que "se llamó a Carabineros, pero no se pudo hacer nada. Hice una denuncia a la PDI en Santiago, que no sé en qué va, y hace 15 días entregó la llave al tribunal con el local absolutamente vacío, tenemos fotos. Incluso está sin luz, sin agua, nada, hasta las cañerías se las llevó, es impresionante, dramático".

Precisó que en el contrato de arrendamiento "están estipulados todos los bienes que tenía el local, hay una larga lista de todo el equipamiento que le pertenecía y lo tenía que devolver en buenas condiciones".

Eso no es todo, en la etapa de la demanda, lo que está estipulado en el fallo del Primer Juzgado Civil de Valparaíso, Atalah manifestó que Gutiérrez "presentó un contrato falso firmado el 1 de mayo en una notaría de Valparaíso con mi hermano mayor, quien estaba con una enfermedad terminal, otra de las tantas falsedades".

Respecto al edificio, Atalah explicó que "lo compró mi padre en 1942 y después él murió en 1947, lo heredó mi madre, fue sucesión, éramos cinco hermanos y vamos quedando dos solamente". Puntualizó que la edificación "son 4 pisos de 3 mil metros cuadrados por piso. Era el antiguo Hotel Cecil, que era un ícono en Valparaíso".

Sobre el futuro del inmueble, afirmó que "hay un grupo de arquitectos que postuló a unos fondos para trabajar el aspecto patrimonial, cultural y han estado trabajando para hacer una propuesta de lo que será el edificio, debiese estar listo este mes y el próximo. Son como diez arquitectos bastante famosos, pero lo que harán son propuestas solamente y esas las estudiaríamos con mi hermana y veríamos qué hacer. Invertir no es fácil, no hay recursos, depende de cuáles sean las alternativas".

"todo es mío"

Para conocer la otra parte del conflicto, este Diario se contactó con Cecilia Gutiérrez, dueña de la marca y del derecho a llaves del bar "La Playa". La conocida empresaria comentó que "estoy en la Corte de Apelaciones porque apelé y el recurso no ha terminado, no me han desalojado. Hay un recurso de apelación y yo soy dueña de la marca, del establecimiento de comercio, y cuando lo compré incluía todos los bienes muebles".

Gutiérrez recalcó que "el establecimiento de comercio lo compré en 1996" y aclaró que se fue del lugar "porque arrendé a un arquitecto y falleció, después quedó a cargo otro hijo que murió el año pasado y después se hizo cargo este caballero (Eduardo Atalah), que no lo conozco, nunca ha venido a Valparaíso, no se preocupa del edificio".

Agregó que "cuando nos inundamos estábamos solos, cuando se cae el segundo piso porque tiene termitas, también estábamos solos. Cuando fue la revuelta social y nos entraron a robar cuatro veces, tuve que poner cortinas dobles y estábamos solos, y lo lógico es que yo me lleve mis cosas, todo lo que yo he hecho en 25 años".

Consignó que el propietario "arrendó una corredora de Reñaca que le explicó que podía tener 40 arrendatarios en la fila, entonces que ahora encuentre a sus 40 arrendatarios, porque al final uno paga una renta de arrendamiento por 25 años y él entabla un juicio para que le devuelva la propiedad, pero lo que él aspiraba es que le dejara todo instalado porque ya tenía otro arrendatario. Pensó que yo le dejaría todo, pero no es así".

Incluso esbozó que los propietarios del edificio "tenían una triangulación para hacer un negocio futuro y, bueno, todo se sabe, el Barrio Puerto es chico, pero no le resultó, porque al final no pudo sacarme y que yo le deje todo. Si todo es mío". Cuestionó que "ni siquiera daba recibos de arriendo. Hizo una demanda por tres meses de arriendo y esos están cancelados, pero no había recibos, tuve que presentar las papeletas del banco".

"Entregó la llave al tribunal con el local absolutamente vacío, (...) incluso está sin luz, sin agua, nada, hasta las cañerías se las llevó".

Eduardo Atalah, Uno de los dueños del inmueble

"Soy dueña de la marca, del establecimiento de comercio, y cuando lo compré incluía todos los bienes muebles".

Cecilia Gutiérrez, Dueña del bar "La Playa"

25 años estuvo arrendado el establecimiento por la propietaria de la marca del bar "La Playa".

Clases presenciales: más de 600 establecimientos abiertos para volver

EDUCACIÓN. Seremi Patricia Colarte remarcó la importancia de este hecho para los estudiantes.
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Tras el fin de la cuarentena, nuevamente queda sobre la mesa un tema de suma importancia: las clases presenciales. Ante esto, 614 establecimientos educacionales de la región se encuentran ya con sus puertas abiertas para recibir a sus alumnos con todos los protocolos sanitarios que se han dispuesto, mientras que en el país ya suman 3.214.

"Lo importante de la presencialidad es el que los alumnos recuperen sus aprendizajes y su bienestar emocional, lo que evita la posibilidad de deserción escolar y el aumento de las brechas de aprendizaje", destacó la seremi de Educación, Patricia Colarte, quien valoró, además, la cantidad de establecimientos disponibles para volver a esta modalidad.

Asimismo, realizó un llamado a los sostenedores de otras instituciones, para que "realicen todos los esfuerzos para que sus establecimientos estén abiertos y sus estudiantes retomen las clases presenciales".

Quien también se refirió al tema fue Sergio Trujillo, director del Liceo Bicentenario People Help People de Santo Domingo, el cual retomó sus clases desde el fin de la cuarentena. Así, aseguró que "la presencialidad está por sobre lo telemático ya que el aprendizaje es más fluido, aporta a la trayectoria educacional y al bienestar emocional de los estudiantes".

Ignacio Torres Rojas, alumno de cuarto medio del Colegio María Auxiliadora de Viña del Mar, compartió una opinión similar: "Ahora que estoy a un paso de la universidad es muy beneficioso estar en clases presenciales, ya que es más fácil aprender, en comparación a una clase virtual, que es más limitada". Además, indicó que "en prepandemia, uno no pensó en extrañar al colegio, la sala, un cuaderno y sobre todo al profesor. Ahora lo valoramos más y estoy muy contento de poder estar con mis compañeros y amigos. Poder estar en el colegio es muy distinto a estar encerrados".