El hijo memorioso de una madre que olvidó todo
La novela gráfica "Mamá, yo te recuerdo", es la carta de amor escrita por un hombre cuya madre lentamente es arrasada por el Alzhéimer. El periodista Emiliano Valenzuela aportó la historia y la dibujante Consuelo Terra puso en viñetas este trance.
Teresa Castro y su hijo Emiliano Valenzuela en la pensión donde vivían el año 1982.
Hace diez años, Consuelo Terra y Emiliano Valenzuela se conocieron en la Plaza de Armas cuando ella andaba detrás de historias para la revista Paula. Por esos días Emiliano había mostrado su trabajo en el taller de fotografía que impartía Miguel Ángel Felipe. Eran fotos que le había hecho a su mamá, quien estaba con los primeros síntomas de Alzhéimer. Consuelo fue la encargada de entrevistar a Emiliano para que su relato saliera en el Día de la Madre junto a las fotos: la publicación causó tanto emoción que ese año ganó un premio al mejor fotoreportaje.
"Como todo el proceso de la enfermedad de mi mamá fue lento y bien duro, decidí complementar las fotos con textos. Quise escribir en un principio un libro sobre ella. Y un día, no sé cómo, le mostré los textos a Consuelo Terra que en ese instante estaba explorando su lado de dibujante, tomando talleres. Ella se llevó los escritos y unos días después me planteó la idea de que hiciéramos este cómic", explica Emiliano.
Emiliano, paralelamente y para lidiar con el proceso con su mamá escribió en su blog unos textos.
"Un día leí uno que escribió sobre su mamá y Allende. La escena era tan poderosa, tan conmovedora, que la vi en mi cabeza dibujada como un cómic", cuenta Consuelo, periodista- gráfica que trabajó las primeras páginas de este libro en el taller de cómics de la artista nacional Marcela Trujillo.
Emiliano, por su parte, también se iba conmoviendo con los croquis de Consuelo: "a medida que ella me iba mostrando dibujos yo iba reconociendo, de nuevo, la nitidez del pasado y todos sus dolores y apegos, o su amor. En verdad Consuelo tiene el talento de ver en lo profundo del corazón de las personas y dibujar las cosas tal como fueron, añadiendo humor y un inmenso compromiso en la tarea. Así nos fuimos conociendo y queriendo, confiando el uno en el otro pequeñas selecciones de nuestra memoria que nos contábamos en conversaciones o en el compartir textos y dibujos. Ella no sólo es una gran artista si no una mujer increíble, sencilla, una confidente entrañable, una socia total", relata Emiliano.
Las reuniones entre Consuelo y Emiliano se sucedieron según recolectaban fotografías, anotaban recuerdos y ocurrían sucesos importantes, como el nacimientos de la hija de Emiliano o las visitas a ver a su madre. Así pasaron cuatro años de acopio que les hace sentir que este cómic está marcado por el paso del tiempo.
Emiliano dice que "en ese conocernos yo fui recordando y ella haciendo dibujos. Los dibujos empujaban al pasado ya que al verlos daban ganas de recordar más, de buscar más en la memoria. De seleccionar con ahínco, con acuciosidad los momentos. Todo fue cobrando un olor, el sabor del pasado, la silueta de las personas amadas, enmarcadas en la historia de este país con sus derrotas pero también con su valentía, generosidad y optimismo. En 'Mamá, yo te recuerdo', están los valores que me enseñó mi madre, lo que ella construyó en nuestra pobreza y en nuestro abandono. Con amor y optimismo".
Rutas que se juntaron
Emiliano Valenzuela recuerda que creció en Santiago, en "una casa vieja donde llegaban estudiantes, artistas pobres y caballeros solos, con la radio prendida todo el santo día".
Consuelo Terra llegó al mundo en el hospital donde estaba estudiando su mamá, días después de dar su último examen. Ambos estudiaron
Por Amelia Carvallo
Emiliano Valenzuela