Estresando la pulsión narrativa
El alcalde Sharp plantea una peregrina idea rayana en la inconstitucionalidad. La CC está para redactar una nueva Carta Magna, no para esa refundación infantilista que él propone. No parece que alguien quiera sumar a Sharp como el abanderado de alguna organización partidista o independiente. El silencio con ruido de grillos de la Lista del Pueblo después de la carta de las "actorías" fue lo suficientemente elocuente.
Como nos tiene acostumbrados, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, aprovechó el lanzamiento de la candidatura presidencial de la senadora democratacristiana Yasna Provoste para marcar territorio y, en vistas de que la Lista del Pueblo estuvo lejos de coincidir con sus delirios de grandeza, hacer una proposición, al menos, cercana al delirio.
"Nuestra propuesta es que el mandato de la próxima presidencia debe ser breve, porque una vez aprobada la nueva Constitución habrá que llamar a elecciones generales. Tendremos nuevas reglas y un nuevo país. El poder constituido debe subordinarse al poder constituyente", lanzó en Twitter, dejando en claro que esto de la democracia no es precisamente lo suyo.
La complejidad de la idea de Sharp no es precisamente lo descabellado de la misma, sino esa insultante arrogancia de apropiarse, una y otra vez, de lo que no es suyo, partiendo por el Acuerdo por la Paz del 15 de noviembre de 2019, el posterior plebiscito constituyente y, ahora, la propia Convención.
De la misma forma, Valparaíso -que sí debiera ser lo suyo, por cuanto ganó con suma largueza la reelección- lleva ya bastante esperando por ser beneficiado con un poco de ese entusiasmo y energía que el alcalde ocupa para temas nacionales y políticos a toda hora y en todas partes.
Otro problema es que él se aburra con su actual cargo y que sienta que le queda chico. Lamentablemente, hay candidatos presidenciales ya inscritos -entre ellos Gabriel Boric- y no parece muy cierto que alguien quiera sumarlo como el abanderado de alguna organización partidista o independiente. El silencio con ruido de grillos de la Lista del Pueblo después de la carta de las "actorías" fue lo suficientemente elocuente.
Por mientras, el Puerto necesita imperiosamente de estímulos y fuerzas que consigan reactivar su economía y maquillar de alguna manera esa cara tan golpeada por el estallido social, la pandemia y el consecuente desempleo. Aunque la Unesco diga que está todo súper bien, lo cierto es que el sector patrimonial muestra un nivel de deterioro y abandono supremo, la mendicidad se multiplica por las calles, los proyectos brillan por su ausencia y es la hora de concentrar los esfuerzos en la búsqueda de soluciones y propuestas con las nuevas autoridades regionales, antes de querer imponer o soñar con cargos a los cuales nadie lo ha invitado.
Por lo mismo, e incluso legal y formalmente, el poder constituido no tiene cómo ni por qué someterse al poder constituyente, como plantea el alcalde en sus impulsivos tuiteos de día viernes. La Vía Porteña o como pretenda bautizar a su entelequia, no conseguirá captar más incautos afuera de la Ciudad Puerto.
Creer lo contrario es, como dicen los siúticos hoy en día, "estresar la pulsión narrativa" innecesariamente.