La bendita primavera
Cada año, en los últimos días de septiembre, en el hemisferio sur se produce el equinoccio de primavera, que contempla tres meses de duración. En este tiempo vemos la floración de muchas especies arbóreas y florales, que inundan el paisaje de color y brillo. Es la inequívoca señal que ha llegado la primavera, quizás la estación más añorada por todos dado su carácter de renovación que ofrece.
En ella no solo cambia el clima, también el horario, el paisaje, el ánimo, el ambiente. Todo se ve mejorado por la llegada de esta estación de esperanza, la de dejar atrás el largo y duro invierno y pasar a la época más templada del año. Ha sido motivo de inspiración de las artes visuales, de la poesía, de la literatura, de la música. Siempre estoy en la disyuntiva de cuál "primavera" prefiero, si la de Vivaldi o la de Piazzolla. El cine y la fotografía también se han preocupado de ponerla en el centro de la creación, seguro porque también trae aparejada buena luz y color, además de lo que ya hemos mencionado.
"La primavera" (Allegoria della primavera), del genial Sandro Botticelli (Italia 1445-1510), que vemos en esta página es una de las obras maestras de este artista del denominado renacimiento italiano, el mismo que pintó varias de las Venus, gracias y ninfas más reconocidas hasta hoy en día.
Esta pintura que vemos actualmente se encuentra en el museo Galería Uffizzi, en Florencia, Italia. En la obra podemos apreciar una suerte de ambiente de fábula mitológica, bastante ajena a lo religioso propio de la época. La figura central es flora, diosa de las flores y los jardines, en clara alusión a la estación del año que estamos comentando.
Es una hermosa composición, inmortal como es la obra de Botticelli, que nos lleva a un jardín encantado, donde todo parece transcurrir en un tiempo y un espacio especial, más bien mágico, onírico.
Por estos días ya se han terminado los festejos del aniversario patrio, que a pesar de la pandemia estuvieron bien celebrados y en ellos se revivieron tradiciones republicanas cuya extinción ponzoñosamente algunos auguraban.
Los vientos cálidos ya acompañan el atardecer y la luz natural se queda hasta bastante más avanzado el día, lo que nos permite disfrutar más del espacio abierto, de plazas, jardines y el maravilloso bordemar de nuestra zona. En suma, se avizoran mejores tiempos, los de esperanza de un mañana mejor; del desarrollo de la capacidad de entendimiento; de la búsqueda de diálogo; de encontrar caminos de consenso; no sé por qué hoy le tememos tanto a encontrar unidad, pareciera que la vociferante galería de la red social del pajarito azul nos ha sumido en un manto de color "amarillo", por el solo hecho de querer dialogar y no encontrar malo todo lo que piensa el otro, más si piensa distinto, lo que a estas alturas es un pecado mortal que ni Botticelli sabría cómo representar.
Esta estación que ha comenzado siempre lleva consigo una dosis de renacimiento, de volver a empezar. Debemos ser capaces de aprovecharla como estímulo y avanzar en el inicio de reencontrarnos y pensar juntos un mejor país, que al final es el de todos, ni más ni menos.
La primavera trae también consigo el cumplimiento de los primeros cien días de las nuevas autoridades regionales y comunales desde su instalación; ya ha pasado el periodo de presentarse y acomodarse, ahora veremos, como bien señala el refrán, que "otra cosa es con guitarra" y que gobernar es un arte delicado, complicado, pero a la vez estimulante y apasionante.
A todas ellas debemos desearle buenos vientos: cuando le va bien a la autoridad, se espera que lo mismo pase con la comunidad. No estamos para pequeñeces ni para pensar que toda una comunidad se equivocó al elegirlas, quizás la equivocación estuvo en otra parte, pero ahí no quiero entrar. Me quiero detener en algo que me parece mayor, el cumplimiento de lo prometido y la satisfacción de las expectativas de las personas, a eso espero se dediquen con esmero y afán las nuevas y las reelectas autoridades, principalmente de los gobiernos locales, que son nuestro primer acercamiento con la autoridad, donde primero acudimos al necesitar bienestar común. Los mismos parabienes para los gobernadores regionales, una muestra concreta de la añorada descentralización y de la democratización del poder. Ojalá vayan adquiriendo más facultades y herramientas para mejorar la calidad de vida de los miles de habitantes de sus territorios. Espero firmemente que esta nueva primavera que comienza germine el amor, el compromiso y la dedicación que Chile espera y necesita de cada uno de nosotros, para ser cada día un mejor lugar donde vivir, confío en que los vientos de septiembre produzcan esos cambios que necesitamos, este país es maravilloso y nosotros afortunados de vivir en él.
Por rafael torres arredondo,
gestor cultural