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Aisino acudirá a justicia internacional tras quedar sin efecto licitación de pasaportes

ESCÁNDALO. Consorcio chino-alemán acusa presiones y vicios en el proceso.
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El consorcio chino alemán Aisino y Mühlbauer anunció a través de un comunicado que acudirá a la "justicia nacional e internacional para dar cuenta de vicios en el proceso", luego de que el Registro Civil dejó sin efecto la adjudicación del nuevo sistema de identificación (cédulas de identidad y pasaportes) que habían ganado.

En el documento las firmas acusan "presiones" en la decisión del Registro Civil y aseguran que "el consorcio que encabeza Aisino demostró en todo el proceso que su oferta era la más conveniente para el país, tanto a nivel de precio como de tecnología y seguridad, y protección de datos".

Por lo anterior, dicen que su oferta fue adjudicada porque "garantizaba que los chilenos y chilenas dejaran de pagar uno de los pasaportes más caros del mundo como lo hace actualmente".

También niegan que no hubieran respondido requerimientos en tiempo y forma, como argumentó el servicio.

Las empresas, al mismo tiempo, realizan una "grave" denuncia y aseguran que desde que ganaron la licitación sufrieron "distintos ataques orquestados por otros oferentes y que contaron, con la participación de parlamentarios y exautoridades que se prestaron para desinformar a la ciudadanía, defendiendo los intereses de grandes empresas en detrimento de los intereses de las personas".

La decisión del Registro Civil, dice el consorcio, "perjudica a la ciudadanía" y como "se estarían vulnera los tratados de libre comercio suscritos por Chile con China y la Unión Europea", recurrirá "a todas las instancias legales nacionales e internacionales que correspondan".

Admiten a trámite querella contra Rubilar por ayuda en campaña

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El Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago admitió a trámite una querella presentada por el abogado Luis Mariano Rendón contra la ministra de Desarrollo Social, Karla Rubilar, por presunta vulneración a la prescindencia electoral. Rubilar es acusada de motivar a subordinaros de su ministerio a que apoyaran la candidatura a diputado de su pareja, el periodista Christian Pino. Esto se ampara en el dictamen de Contraloría que ofició a la ministra por haber entregado instrucciones a funcionarios públicos de su gabinete, a través de un chat, para apoyar a Pino. La Contraloría estableció una infracción al principio de prescindencia.

Carlos Peña

El clivaje en la presidencial

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En ciencias sociales se llama clivaje a aquella división, por decirlo así, a cuyos lados se organizan las tendencias políticas. Solemos creer que las tendencias políticas se agrupan en torno a ideas o ideologías. Pero ello no es siempre así, puesto que el clivaje -lo que permite separar aguas en el electorado- puede asumir múltiples formas.

Detectar el clivaje (o lograr imponer uno en la esfera pública) puede ser clave para la lucha política y electoral.

Veamos.

Habitualmente las divisiones al interior del sistema político se atribuían a factores sociológicos, como la división en clases sociales. Así, solía decirse, la izquierda tenía sus votantes en la clase popular y la derecha en la más acomodada. Y es probable que eso fuera cierto hasta principios de los setenta. Participar de la lucha política exigía en esos años apelar a los intereses de clase. Más tarde, hacia fines de la dictadura, la línea divisoria de las tendencias políticas fue la oposición entre el autoritarismo y la democracia. Este último clivaje persistió hasta el segundo gobierno de Bachelet. Allí se enfatizaba el recuerdo de la dictadura y en cambio la necesidad de la democracia.

Sin embargo, parece obvio que hoy el clivaje no es ninguno de los anteriores.

Las tendencias políticas o las preferencias no parecen depender hoy ni de la posición de clase ni de la distinción entre el autoritarismo y la democracia, como ocurrió durante la transición.

¿Cuál es el clivaje hoy? ¿Cuál es la línea a cuyos lados habría que ordenar las tendencias políticas?

La derecha más liberal (digamos, la derecha que representa Sebastián Sichel y antes de él Briones) intentó instalar en el electorado la distinción entre el populismo, por una parte, y el no populismo por la otra. El populismo equivaldría a una oferta de resolución fácil de los problemas que en el mediano plazo acarrearía miseria, en tanto el no populismo sería la administración racional y ordenada de los problemas públicos. Para este intento de ordenar el debate, Boric, Kast y Provoste, serían populistas, en tanto Sichel no. La izquierda, por su parte, abogó por presentar el panorama político como una disputa entre los intereses populares (representados por Boric) y los de una élite abusadora (representados, en este discurso, por la derecha).

Sin embargo, esos intentos de ordenar el cuadro político no parecen haber tenido un éxito firme. Menos todavía después del aniversario del 18 de octubre, de las vacilaciones de los candidatos frente a los delitos cometidos en la protesta, de los incidentes y crímenes en la Araucanía y del aumento de la inseguridad. Como consecuencia de todos esos acontecimientos principió a expandirse en la ciudadanía una sensación de inseguridad. Entonces las preferencias comenzaron a estar divididas por la línea que separa el orden del desorden.

Ese fue el momento de J. A. Kast.

El discurso de Kast -simple, apelativo, invocando valores básicos como la seguridad, el orden en los barrios, la necesidad de hacer cumplir la ley, etcétera- lo separó del resto de los candidatos y estableció una línea que, correcta o no, permitió organizar con claridad las preferencias. La distinción entre el orden y el desorden posee una simpleza atractiva cuando la inseguridad y la percepción de desorden cunden.

Y es probable que eso explique el alza repentina que, según hasta anteayer decían las encuestas, experimentó J. A. Kast.

¿Persistirá esa ventaja luego de su pobre desempeño en el debate, donde tropezó incluso con su propio programa?

Si algo enseña esto del clivaje es que las elecciones no dependen de un programa de televisión ni de un debate. Las preferencias políticas se ordenan, en conformidad a este análisis, de otra forma, en base a otros factores. Y si estos factores persisten un mal desempeño en un debate no logra que las preferencias cambien de manera significativa.

"Las elecciones no se ganan ni se pierden por un programa de televisión. Las preferencias dependen de la línea que divide las preferencias del electorado. Se le puede llamar clivaje.