El pájaro canta hasta morir
El fútbol es un juego y la mayoría de los niños comienza a practicarlo desde muy temprana edad. A medida que va pasando el tiempo, un puñado de privilegiados lo va ejercitando con mayor grado de intensidad hasta alcanzar el profesionalismo. Pero este hecho no borra el fanatismo, el amor a un escudo, la admiración a los ídolos, la identificación con una hinchada, más bien solo tiende a ocultarlo.
Sin embargo, de vez en cuando, uno encuentra alguna excepción que revela que las marcas de la infancia siguen ahí presentes.
Pienso en esto a propósito de lo que sucedió con Roberto "El pájaro" Gutiérrez. Sus inicios en Universidad Católica no fueron sencillos. Debutó con un corte de ligamentos el 2003 y al año siguiente se fracturó la rodilla. El 2005 comenzó su periplo por los clubes chilenos y mexicanos. Estuvo en Melipilla y luego partió a Cruz Azul de Oaxaca, para retornar dos años después a su nido materno por dos años. Su instinto goleador lo llevó a la selección el 2007.
Gutiérrez jugó en los Tecos, Everton, Palestino, Colo Colo, Santiago Wanderers. Con los ruleteros, el 2009, hizo un gol histórico contra Lanús en Argentina; y aquí en el puerto rozó la gloria el 2014 junto al recientemente defenestrado Emiliano Astorga. Marcó 13 goles en esa campaña en la que Wanderers estuvo a minutos de ser campeón. Cuando todos pensaban que "El pájaro" era en realidad un loro, el club de sus amores lo tentó para volver y se fue de Valparaíso de la peor manera: amenazó con que, si no lo soltaban de su jaula, no jugaba el resto del año.
En San Carlos de Apoquindo duró solo un año y regresó a Palestino, donde sus goles salvaron a los árabes del descenso, mientras en Valparaíso se hundían por la falta de ellos el 2017. El 2020 estuvo en O'Higgins y este año terminó en el club deportivo Ñublense.
Con los de Chillán se produjo uno de los momentos más críticos de su carrera. En una deslucida final de la súper copa, Ñublense y Universidad Católica terminaron definiendo este intrascendente trofeo por penales. Cuando todas las miradas apuntaban al experimentado goleador para que ejecutara uno de los lanzamientos a favor de los rojos, "Él pájaro" se hizo el loco… A pasos del retiro, ese gol podría terminar quitándole una copa al club que lo tuvo de polluelo.
Mientras todos soñamos con marcar el gol que le dará una copa al equipo de nuestros amores, Gutiérrez se dio cuenta que desde los doce pasos podía concluir su exitosa carrera, haciendo justamente lo contrario y se negó. 156 goles en 17 años eran suficientes. Uno más no variaba mayormente los resultados de su trayectoria.
No podemos meternos en su cabeza de chorlito, pero también hay que considerar lo siguiente: una posibilidad era que sempiterno goleador disparara y fallara el penal, generando una serie de especulaciones respecto a la voluntariedad del error.
El mismo Gutiérrez reconoció el hecho y los chillanejos anunciaron que no juega más por los diablos rojos. Algunos han desplumado por su falta de profesionalismo, otros, en cambio, ven en ese gesto un retorno a los orígenes, una prueba de fidelidad en un mundo cada vez más mercantilizado y reglamentado.
por winston