EN LA VIÑA DEL SEÑOR El rinconcito de la consentida
POR GABRIELA CHOMER GABRIELA CHOMER
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, como decía el poema de Antonio Machado, "Caminante no hay camino", y que musicalizó con brillantez el catalán Joan Manuel Serrat. Así, de la forma más poética posible, quiero comenzar estas breves líneas del nuevo año 2022.
Esas también deben haber sido las palabras que mencionó el matrimonio Castro-Ducaseau, que una vez más estuvo a la altura y no dejó pasar una fecha tan simbólica como Año Nuevo, para celebrarlo como Dios manda, aunque cada vez con menos amigos después de perder la alcaldía en 2016 y las dos derrotas consecutivas como candidato a diputado por el Distrito 7.
Como es ya una tradición, la familia que conforman Jorge Castro y Rossana Ducaseau, piensa con detención cómo celebrarán cada fiesta, ya sea en la casa de un amigo o excolaborador -aunque esos ya casi no se ven- o en algún restaurante de categoría, pero debe existir una planificación ante tan importante celebración.
Quedan atrás esos bellos días donde nuestros amigos presidían esas eternas fiestas en el Museo Lord Cochrane de Valparaíso, en las cuales la oficina de relaciones públicas del municipio porteño echaba humo y se tomaba casi seis meses en producir dicho evento.
"Esas fiestas eran totales" como me cuenta uno de sus permanentes asistentes, que se preciaba de bailar hasta el amanecer, con trencito incluido. Muchos esperaban que les suministraran el tradicional consomé de ave antes de partir.
Más de alguna vez se le escuchó a nuestra querida "Mona", la fotógrafa insigne de El Mercurio de Valparaíso, con su inconfundible ironía, llegar a decir "con la pinta que se están yendo, mejor se quedan acá mismo en el museo".
Pero esta última celebración no tuvo mucho de eso en la calle Yerbas Buenas, residencia de Jorge Castro. El hombre se esmeró en invitar a pocos amigos, ya que muchos ya no lo llaman para estas fiestas y solo se limitan a mandarle un aguachento mensaje de WhatsApp a través de la lista de difusión o su buen reenvío: "Feliz año, amigo (a)... te deseo lo mejor".
Pero no por ello el ánimo ni el entusiasmo iban a quedar minimizados. Todo lo contrario: se aprontaron a recibir a sus invitados y a tratarlos con mucho cariño y dedicación.
Toda la familia colaboró e incluso estrenaron unos mandiles de una reconocida marca de pisco, para atender a los comensales, repartidos en varias mesas. El evento contó con varias tablas de queso, jamones, frutos secos, frutillas y uvas, seguido de una sobria cena y mucho bebestible, aunque el Aperol fue lo más apetecido.
Sin embargo, el comentario de la noche fue la presencia de los consejeros regionales Fernanda González, ahijada política del "Negro", quien reemplazó a Eugenio "Tiqui" González tras su muerte, y del core por Petorca, Cristián Macaya. Ambos reconocieron por fin públicamente su relación sentimental y aprovecharon la ocasión para no tener que seguir respondiendo evasivas ante las preguntas intrigantes de sus colegas en el Consejo Regional, sobre su tan cercana amistad.
Tanta es la felicidad, que desde que el core Macaya empezó su nueva relación, comenzó a dejarse el pelo largo y renunció a la bancada de Renovación Nacional, quedándose en la de Independientes, de manera de poder tener más libertad para sus movimientos y no sufrir bajo el implacable yugo de Percy Marín.
Así, atrás quedaron aquellos días en los cuales toda la fábula política de la derecha porteña quería pasarlo con los Castro. Ahora todos tienen sus panoramas y ni se acuerdan de este generoso matrimonio que tan amigo de sus amigos fuera en el pasado. El pago de Chile...