LA TRIBUNA DEL LECTOR El Palacio Vergara de Viña del Mar, un "tesoro" patrimonial recuperado
POR DIEGO MELO Y MAGDALENA PEREIRA Centro de Estudios del Patrimonio, Facultad de Artes Liberales, Universidad Adolfo Ibáñez
Pasaron tantos años, pero el resultado vale la pena, y con creces. La silente casona, un "palacio", para los estándares locales, fue testigo mudo de las transformaciones de la Ciudad Jardín en la última década, mientras esperaba, pacientemente, ser remozada. Hoy ha abierto sus puertas a la comunidad, renovada, con una restauración de gran nivel que ha recuperado su majestuosidad y que no solo se ha preocupado del inmueble en sí mismo, sino que ha renovado el entorno, posicionando el conjunto de la edificación. Sus salones señoriales se presentan ante el visitante con toda la fuerza de antaño.
Es cierto que el Palacio fue visita obligada para todos los viñamarinos que admiraban su colección de arte, pero, ya en esos años, sobre todo en la década de los ochenta y los noventas, se echaba en falta una restauración, no porque estuviera en mal estado, sino porque los procesos de recuperación de los inmuebles históricos ponen en valor la arquitectura y su diseño en función, en este caso, de un museo, permitiendo que las salas de exhibición, oficinas, laboratorios, recepción, entre otros, sirvan al propósito de conservar, investigar y difundir, contribuyendo al mantenimiento y valorización de un patrimonio invaluable.
Con una museografía renovada y con la apertura de su segundo piso, antes ocupado por la Escuela de Bellas Artes, el museo luce, hoy mejor que antaño, su gran pinacoteca, llena de verdaderos tesoros que contemplan un arco temporal que va desde el siglo XIII hasta el XXI, donde destacan, por ejemplo, obras de Rubens, todo esto fruto de la pasión coleccionista de la familia Vergara, además de la preocupación de la Municipalidad de Viña del Mar que en diferentes administraciones se preocupó de engrosar la colección.
Considerado uno de los museos que contiene una de las mejores colecciones de pintura europea en América del Sur, si no la mejor, se transforma en un excelente panorama para las familias viñamarinas y los visitantes.
Actualmente, el equipo del palacio se preocupa por realizar actividades abiertas al público, con mediadores que relatan la historia del palacio a los visitantes.
La restauración ha contemplado la incorporación de nuevos espacios, como una excelente sala de conferencias que se emplaza donde antes estuvo la piscina. También podemos ser testigos de obras que han sido restauradas bajo el paciente trabajo del equipo de restauración, y que ahora, con nuevo esplendor, aparecen frente al visitante.
Reconocer en este espacio un valor histórico y a la vez patrimonial es un deber de la comunidad como también de las autoridades, quienes han facilitado el acceso porque es gratis, solo respetando el aforo.
Una buena noticia para Viña del Mar, que recupera uno de sus tesoros más preciados, testigo fiel de la Viña del Mar de antaño y del empeño de sus fundadores.