Emergencia de Viña nopuede ir al olvido
Los afectados por el incendio de diciembre deben tener asegurado la continuidad de la reconstrucción, pese a la tragedia del sur.
Una noticia mata a la otra. Esa es la realidad y por eso es justificado el temor de un retraso en la reconstrucción de los sectores afectados por el incendio del 23 de diciembre pasado en Viña del Mar.
Los destructivos siniestros del sur del país, con sus alcances humanos, ambientales, materiales y delictuales, bien pueden frenar los necesarios avances de la recuperación de las viviendas y espacios castigados por el fuego en la parte alta de la ciudad.
Frente a este lógico temor salen al frente declaraciones de la subsecretaria de la Vivienda, la antropóloga Tatiana Rojas, delegada del Gobierno para la reconstrucción en Viña del Mar. Reconociendo la devastadora emergencia austral afirmó que esa situación "no entorpece en ningún caso lo que estamos avanzando ya en el proceso de reconstrucción tal como lo hemos prometido". Por su parte Macarena Pereira, administradora del Gobierno Regional, declaró que como Gore "disponemos del 3% de emergencia que lo transferimos para que puedan acudir en las fases de recuperación y respuesta de la emergencia y nosotros enfocarnos en las fases de preparación y mitigación".
Entretanto, Vivienda trabaja en la preparación del primer llamado para la reconstrucción de casas definitivas.
Hay que recordar que en Viña del Mar las familias afectadas son 300, con diversas condiciones de titularidad de los predios que ocupan.
El diputado Andrés Celis teme un retraso y advierte que "la alcaldesa le dice a la gente cuando pregunta por la reconstrucción que esto es del Gobierno". Y el Gobierno está sobrepasado por la situación del sur, por lo cual hay que insistir para que Viña del Mar no caiga en el olvido, tarea tanto de los mismos parlamentarios, que reconocen avances, como de la Municipalidad.
Focalizando el tema únicamente en vivienda, se debe reconocer que el desafío es de alcance nacional, pues se trata de una reconstrucción con muchas variables, tanto urbanas, caso de Viña del Mar al que se han sumado ahora otras comunas, como rurales. Dentro de ese desafío está presente, desde hace mucho tiempo, un creciente déficit habitacional que se expresa en el desarrollo irregular de numerosos asentamientos.
Dentro de esa realidad está el caso de Viña del Mar, en cuya recuperación debería seguir adelante con los recursos que sean necesarios de acuerdo a las decisiones posteriores al gran siniestro.
En lo relativo a la vivienda, con tanta destrucción, acá y allá, es posible sacar lecciones de tal modo que la reconstrucción tenga una condición preventiva que asuma la permanente amenaza que significa el fuego para las personas, sus bienes y sus actividades. Ello sin omitir las modificaciones legales urgentes para sancionar intencionalidad o irresponsabilidad en estos catastróficos incendios, que de ocasionales se han convertido en una amenaza permanente que cubre todo el territorio nacional.