Los límites del refuerzo veraniego
Carabineros incorporó 168 efectivos de Santiago para robustecer la vigilancia de las comunas costeras durante la época estival.
Como ocurre todos los años, el Gobierno dispuso un reforzamiento de las dotaciones policiales en las comunas del litoral central durante los meses de verano. El objetivo es atender las necesidades de una población flotante que en algunos casos puede hasta triplicar la gente de una comuna o localidad específica, como ocurre en El Tabo, El Quisco, Zapallar, Papudo y tantas otras. La medida tiene particular importancia para este enero y febrero, porque todas las proyecciones hablan de un aumento considerable en la llegada de visitantes, con 6 millones de viajes a la Región de Valparaíso, reservas hoteleras sobre el 70% y una presencia mayor de turistas extranjeros -incluso argentinos- respecto de periodos anteriores, en parte por las mejores perspectivas económicas.
El anuncio, sin embargo, plantea un par de interrogantes que las autoridades deberían despejar. Uno es que los 168 efectivos de Carabineros anunciados, provenientes de la Región Metropolitana para apoyar la labor de sus pares en nuestra zona, representa una baja respecto de los 178 efectivos que contempló el Plan Verano Seguro para el periodo 2023. En dicha oportunidad, 21 funcionarios fueron destinados a Viña del Mar, 11 a San Antonio, 11 a El Quisco y otros 10 a Algarrobo. Para este verano, en cambio, no hay precisión de ese detalle y el jefe de la V Zona de Carabineros, general Edgard Jofré, sólo explicó como criterio general que la distribución de los carabineros se hizo conforme al análisis de la información provista por Sernatur y las plataformas de registro y criminalidad de la institución. Ante todo, es importante recordar que este reforzamiento especial en verano responde a la movilidad de los delitos durante esta época y que dicho contingente policial regresará a su punto de origen una vez completado el periodo estival. Esto significa que la medida es técnicamente correcta, con la salvedad de que parece contemplar menos personal que otros años, pero su objetivo no es abordar los graves problemas de criminalidad y violencia que azotan nuestra zona cada vez con más fuerza. El ejemplo emblemático de esto último es Quilpué, que ha visto un acelerado aumento de los homicidios violentos y las balaceras, pero no cuenta con un borde costero que le otorgue reforzamiento policial.