Prioridades reales versus politiquería
Un necesario debate requiere nuestro país sobre las responsabilidades de autoridades comunales, regionales y nacionales. Como sea, ¿alguien cree que sería una mala campaña abocarse a atender tales demandas, en vez de perder el tiempo en conciliábulos que a poco llevan?
La sentencia definitiva, armónica y coyuntural del minuto que vive la Región de Valparaíso dista mucho de las promesas que nos hicieran las actuales autoridades en el contexto de aquellos tumultuosos días del estallido social. Pero las responsabilidades de las jefaturas comunales, esbozadas sólo en parte en el editorial de ayer, no pueden ser obviadas en función del bajo rendimiento del Gobierno en estrictos términos de crecimiento económico, obras regionales y transformaciones mayúsculas, que al final del día fueron la moneda de cambio por el voto que la ciudadanía les entregara.
En palabras simples: tal como es injusto achacarle a un alcalde el auge de la delincuencia y la falta de oportunidades en su comuna (legalmente, de responsabilidad del poder central), lo es excusarlos por la caída en los índices de calidad de vida urbana o no estar atentos a la evidente molestia y castigo ciudadano, más aun si profitaron políticamente de los vientos de cambio anunciados por el entonces candidato de Apruebo Dignidad.
Lo efímero de demandas tales como una nueva Constitución choca hoy con urgencias concretas, de acuerdo con la última encuesta Cadem, cuales son la ya referida seguridad, seguida de salud; migración; economía, inflación, crecimiento y empleo; educación; pensiones; vivienda; el conflicto en La Araucanía; y, finalmente, desigualdad, hasta hace poco la primera en la lista.
Tal lectura es la que necesariamente deben hacer el Gobierno Regional, el Consejo y la Delegación Presidencial, asumiendo que en los tres casos las elecciones del 27 de octubre representan la extensión o el fin de sus futuros políticos en cargos formales.
Como sea, ¿alguien cree que sería una mala campaña abocarse a atender tales demandas, en vez de perder el tiempo en conciliábulos que a poco llevan? Quizás la propia ausencia de candidaturas municipales responda precisamente a eso: simple incapacidad.