Sofía Navarro Martínez

En el marco de la actividad Apec abierta a la comunidad y titulada "Revolución Industrial 4.0 en Materia Laboral y la Situación Actual en las Economías APEC", actores de distintos países expusieron sobre el cambio tecnológico y cómo este ya se presenta en las plazas de trabajo.

El director del Observatorio Regional Laboral de Valparaíso, Drago Radovic, presentó la realidad de la zona, dando cuenta de diversos estudios en las empresas locales.

"Hay casos en los que el trabajo es independiente al género que lo desarrolle, sin embargo, en la práctica el cambio en la proporción es bastante fuerte; es decir, en un grupo de de 62 trabajadores sólo 3 eran mujeres en un cargo que se suponía, era independiente al género", ejemplica.

Reforma laboral

Atendiendo a que el pasado jueves, el gobierno presentó el proyecto de ley de reforma laboral, que ya fue despachado al Congreso para su discusión, Radovic no quedó ajeno a esta discusión y a las críticas que se han formulado desde diversos sectores.

"Acaba de ingresar a debate y la ley se manifiesta a través de un reglamento. Una vez que lo conozcamos podremos emitir comentarios más al detalle de cuáles serían las implicancias que tiene".

Entre los puntos que destacan en la iniciativa elaborada en La Moneda se propone que el empleado pueda pactar jornadas de cuatro días a la semana y una inclusión efectiva, siendo la primera de éstas la más debatida posterior a su anuncio.

Radovic esgrime que "en términos genéricos este proyecto apunta al manejo individual del trabajador a diferencia de la reforma anterior que buscaba la colectividad de los mismos, un apoyo más a nivel de gremio y que los trabajadores no negociaran individualmente. En ese ámbito, esta propuesta no se contrapone sino que se complementa con la anterior", remarcó.

En cuanto a la posible puesta en marcha de este proyecto, junto con reiterar la importancia del reglamento, reafirmó que se debe ver en la práctica de la normativa. "Este proyecto de ley nos propone la libertad -eventual- del trabajador para negociar sus condiciones personales. No obstante, si estas no son suficientemente adecuadas como para negociar al mismo nivel, puede hacer uso de lo que ya contempla la ley en la reforma anterior. La mayor dificultad está en que el empleado tenga el nivel de conocimiento suficiente de la posterior ley y de su aplicabilidad para poder sacar el provecho necesario en términos individuales".

Desempleo local

El líder del Oberservatorio Laboral apuntó también a las altas cifras de desempleo en la zona que, según el INE alcanzó el 10,3% en el último trimestre, escenario que para Radovic contempla varios elementos.

"Tenemos que considerar que, por ejemplo, un gobierno entrante propuso la generación de un millón de empleos; sin embargo, si vemos los datos, más de un millón 200 mil inmigrantes ingresaron en una fracción del año. Es decir, se propone generar un millón de nuevos empleos de calidad y sostenido para un gobierno de cuatro años. Eso pega fuertemente en los índices de desempleo a nivel local y regional. Entonces es importante limpiar los datos porque también nosotros estamos en una región y particularmente en una ciudad universitaria, por ello, el volumen de personas que salen calificadas para la búsqueda de empleo es importante y, eventualmente, les gustaría quedarse acá en virtud de la calidad de vida ofrecida, lo que hace que nuestros valores sean difíciles de morigerar sólo desde el ámbito del nivel de desempleo".

Búsqueda y necesidades

Por su parte, el director regional del Sence, Alejandro Villarroel, en cuanto a este complejo escenario agregó que "cuando incorporamos la tecnología de frentón creo que es una buena oportunidad. Efectivamente es una amenaza para aquellas personas que no lo van a asumir o para aquellos que, de alguna manera, están fuera del mercado laboral y les costará incorporar herramientas nuevas".

Villarroel recalcó que estas reuniones de la Apec son una oportunidad para reflexionar acera de qué está pasando en el mundo y cómo estamos en relación a otros países.

"Tenemos que preocuparnos de remover las academias, acercarlas y entender que existen empresas que buscan personas pero que necesitan que estén preparadas en las competencias que ellos requieren. Esa es la obligación nuestra para ir achicando esta brecha", concluyó.

"La mayor dificultad está en que el empleado tenga el conocimiento suficiente de la posterior ley y de su aplicabilidad"

Drago Radovic, Director Observatorio Laboral

"Estas reuniones son una oportunidad para reflexionar acerca de qué está pasando y cómo estamos en relación a otros países"

Alejandro Villarroel

Director Sence

A raíz de la reciente discusión sobre el aporte que las universidades de nuestra región hacen al desarrollo local, es oportuno detenerse a analizar la situación general y particular en la que estas instituciones se encuentran inmersas y cómo ese estado de cosas tiene un efecto en su desempeño.

La reciente promulgación de distintas leyes mantiene al actual Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (SNCT) en tono de espera. Por una parte, el MinCyT (Ley 21.105) ha iniciado su fase de implementación y hacia fines de 2019 transitará del CONICYT actual hacia una Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo; al mismo tiempo, se implementará la Subsecretaría de Ciencias. Ambos son hitos fundacionales muy esperados.

En trámite similar se encuentran las leyes sobre Universidades Estatales (Ley 21.094) y de Educación Superior (Ley 21.091). Ambas normativas implicarán transformaciones importantes de la estructura de gobernanza de las universidades y, por ende, de la planificación de sus estrategias de I+D+i para el impulso de las ciencias, la tecnología, la innovación, las artes y las humanidades.

La instalación del MinCyT ha generado gran expectativa en cuanto al rol de este como agente articulador de diferentes visiones que promueven el desarrollo del país. Sin duda, y como lo ha mencionado el ministro Couve en diferentes ocasiones, necesitamos consensuar una estrategia creciente de I+D+i en cuanto a ciencia y tecnología. Una barrera importante para el éxito de esta estrategia hoy en día es de ámbito estructural. Actualmente nuestra inversión pública y privada para ciencia y tecnología no supera el 0.36% del PIB y es la más baja entre los países de la OCDE. No es de extrañar, entonces, el estancamiento actual en el número de proyectos I+D+i adjudicados, el limitado número de jóvenes que ingresan al sistema y la realidad de tesistas de doctorado CONICYT sin financiamiento para el término de sus tesis, entre otros hechos que dan cuenta de un deterioro y abandono progresivo de nuestro actual SNCT.

Sin duda los esfuerzos realizados por CORFO, el CNID y los gobiernos regionales (a través de sus estrategias), entre otros actores, en cuanto a definir áreas y ejes prioritarios han sido importantes en esta materia. Sin embargo, esto último no ha logrado aún canalizar toda la fuerza necesaria y efectiva para un incremento de las inversiones que se requieren para que el país pueda superar de buena manera las barreras del desarrollo o la llamada trampa del ingreso medio.

En los próximos 50 años, ¿seguirá Chile dependiendo de las materias primas?, ¿logrará diversificar su matriz productiva hacia innovaciones con alto valor agregado?, ¿conseguirá resolver la automatización de la mano de obra que conllevan los desarrollos tecnológicos asociados a inteligencia artificial?, ¿está preparado para enfrentar los efectos adversos sobre la salud y la productividad que acompañan el cambio climático global? Son muchas las preguntas que quisiéramos responder.

A nivel regional, tendremos un año de eventos importantes, como APEC y COP25, además de la actualización de la estrategia regional para el desarrollo de la ciencia y tecnología. Las universidades en Valparaíso son instituciones de largo plazo y constituyen pilares del desarrollo, gracias a que en ellas radica la mayor parte de la generación de conocimiento de la Región. Por ello, en el marco de la implementación de la Ley de Fortalecimiento de la Regionalización del País (Ley 21.074) -que supondrá un proceso de descentralización de competencias hacia los gobiernos regionales- vemos una oportunidad a partir de la creación de un Comité Regional de Ciencia, Tecnología e Innovación para el Desarrollo, que tendrá a cargo, entre otros mandatos, elaborar la Estrategia Regional de Ciencia, Tecnología e Innovación. No imaginamos este último proceso sin un rol participativo fundamental de las universidades de la Región.

Adrián Palacios Vargas