No nos quedemos inmóviles
"Como país, ante un periodo de manifestación y conflicto, es relevante que podamos dar también a nuestros hijos e hijas el espacio escolar que requieren para desarrollarse". Raúl Perry, Director Social de Fundación San Carlos de Maipo
Se supone que el término del periodo estival aparejaría un recrudecimiento de las demandas ciudadanas, acompañadas de violencia, la que no sabemos hasta qué punto podría desatarse. Es una sensación extraña, como si estuviéramos en la vía del tren, viéndolo acercarse y sin poder movernos.
Si esta sensación la vivimos los adultos, ¿qué están viviendo nuestros los niños y niñas? Uno de los espacios que se ha visto afectado es el de la escuela: durante el estallido social, a nivel país se llegó a tener el 27% de los establecimientos educacionales sin clases. ¿Qué podemos esperar de la normalidad de este espacio en marzo?
El valor de la asistencia a clases no radica únicamente en la adquisición de contenidos. Resulta tanto o más relevante este espacio de convivencia para el desarrollo de las habilidades socioemocionales, las que el Foro Económico Mundial califica como esenciales para el siglo XXI. La empatía, el liderazgo, el compañerismo, la autorregulación emocional, entre otras, serán importantísimas para el desarrollo de nuestro país, e incluso, como lo demuestra la investigación de Weissberg y Durlak en 2007, impactarán también en mayores logros académicos.
¿Cómo disminuir las tasas de deserción escolar especialmente en entornos inciertos como los que nos toca vivir en este momento de la historia? La Universidad de Washington nos muestra, en las bases del sistema Comunidades que se Cuidan, que la Fundación San Carlos de Maipo implementa desde 2014, que podemos identificar los mismos factores de riesgo asociados a problemáticas como la deserción escolar, la violencia, la delincuencia o la depresión y ansiedad. Quiero mencionar sólo tres que podemos trabajar para reducir el riesgo de estas conductas poco saludables.
El manejo familiar: padres que no establecen expectativas claras de comportamiento, que no ejercen una supervisión y monitoreo a sus hijos (saber dónde están y con quiénes) y que aplican castigo excesivamente severo, duro o inconsistente, pueden aumentar el riesgo de deserción escolar. Aquí se hacen necesarios programas que aborden las habilidades parentales en diferentes momentos del desarrollo de los niños.
Fracaso escolar temprano: niños y niñas que se enfrentan desde pequeños a frustraciones en el rendimiento académico son más proclives a abandonar el sistema educacional.
Falta de compromiso con el colegio: los niños y niñas que no sienten el rol de estudiante como algo significativo y gratificante corren mayores riesgos de dejar este espacio educativo e involucrarse en violencia o consumo de drogas. Al respecto, la Fundación San Carlos de Maipo cuenta con el programa Saliendo Aprendo, que busca, a través de la formación medioambiental, inculcar habilidades socioemocionales y reencantarlos con su espacio educativo.
Como país, ante un periodo de manifestación y conflicto, es relevante que podamos dar también a nuestros hijos e hijas el espacio escolar que requieren para desarrollarse. Así podrán responder, en su minuto, con su aporte, al Chile que debemos construir generación a generación.
Podemos actuar. No nos quedemos inmóviles.