Atención a migrantes en medio de la crisis
Superando la desconfianza, la Pastoral de Movilidad Humana de la Iglesia atiende en Valparaíso a grupos de extranjeros. El brutal homicidio de Concón y las dos muertes registradas en Placeres el sábado pasado, presentan la cara más oscura del fenómeno migratorio. Esos hechos y la reiteración de otros casos llevan a injustas generalizaciones.
La Pastoral de Movilidad Humana de la Iglesia Católica, que dirige en Valparaíso el sacerdote Pedro Nahuelcura, está desarrollando una tarea de apoyo a los migrantes de la Región. Estas personas tienen problemas por desconocimiento del idioma, pero también por desempleo y discriminación.
Como ayuda directa a ese grupo humano, el sacerdote, titular de la Parroquia del Corazón de María, barrio Almendral, ha dispuesto dos centros de acogida. Actualmente se presta atención a unas 50 personas que no tienen trabajo y ni cuentan con los medios para retornar a su país.
Denuncia el sacerdote que entre los migrantes los más afectados son los haitianos, por el idioma y, lo peor, por el color de su piel. Especialmente dramático es el caso de la muerte una lactante de esa nacionalidad en La Ligua, afectada por el covid-19. Su familia era parte de un grupo de 27 personas que debido a sus condiciones de salud y como potenciales propagadores del mal fueron trasladados a una residencia sanitaria de Viña del Mar.
El sacerdote Nahuelcura informó que estaría en condiciones de abrir una residencia sanitaria para migrantes, dentro de la acción de apoyo que la Iglesia está desarrollando para ese grupo humano. Para ello requiere la aprobación de la Seremi de Salud. Esta acción significaría un importante apoyo a la tarea general de aislamiento que propicia la autoridad sanitaria y que el domingo fue destacada por el Presidente de la República Sebastián Piñera.
Pero más allá de esta acción concreta en la contingencia, la tarea que desarrolla la Pastoral y el sacerdote que la dirige, es relevante debido a que la migración es una realidad que se presenta en nuestro país desde hace algún tiempo.
Esos migrantes llegaron al país en busca de mejores condiciones de vida en momentos en que nuestra situación económica era favorable. Su ingreso ha estado marcado por irregularidades y explotación y también por la llegada de grupos delictuales. El brutal homicidio de Concón y las dos muertes registradas en Placeres el sábado pasado, presentan la cara más siniestra del fenómeno migratorio. Esos hechos y la reiteración de otros casos llevan a injustas generalizaciones que terminan afectando a esos extranjeros en general.
Buscando ordenar el confuso escenario que significan cientos de miles de migrantes llegados en los últimos tiempos al país se tramita una ley en el Congreso. Con esa normativa se podría llegar a una regularización en cuanto a ingresos, permanencia y también a expulsiones claramente tipificadas.
Entretanto, los migrantes son una realidad que es necesario atender con acciones concretas de apoyo, de humanidad, sin discriminación, como la que desarrolla el sacerdote porteño Pedro Nahuelcura en medio de la crisis sanitaria y económica.