Puente Los Castaños y tareas pendientes
El puente tiene como complemento importante una losa en el lecho del estero para dar un espacio al funcionamiento de la concurrida feria libre. Hay que advertir que ese espacio podría inundarse en caso de una crecida". El nuevo paso recuerda la mantención de otros más que centenarios y proyectos de vialidad urbana que duermen en el limbo.
La apertura al tránsito del puente Los Castaños es un aporte valioso al movimiento de vehículos local e intercomunal. Ello, debido a que constituye una válvula de escape en la congestionada avenida Uno Norte, vía estructurante que atiende tanto el movimiento de la comuna como de pobladas ciudades del interior.
A la vez, el puente adquiere gran importancia en la conectividad norte sur de Viña del Mar, beneficiando a sectores del plan y de los cerros situados en ambos flancos del tradicional eje constituido por el estero Marga Marga.
Hacia el norte la proyección se da por la avenida Padre Hurtado y hacia el sur por Simón Bolívar, con un empalme en su extremo con la vía Las Palmas, mejorando así la conectividad con la variante Agua Santa y Ruta 68.
Esta obra tiene su nudo principal en el encuentro de su acceso con Los Castaños y Uno Norte, apoyado con una completa semaforización para regular flujos y virajes.
El puente tiene como complemento importante una losa en el lecho mismo del estero para dar un espacio seguro y digno al funcionamiento de la concurrida feria libre que funciona los días miércoles y sábado. Hay que advertir que ese espacio podría inundarse en caso de una crecida mayor del caudal del Marga Marga, pues el estero tiene una conducta impredecible, de lo cual hay muchos ejemplos a través del tiempo.
Este puente, obra largamente anunciada y esperada, significa, junto a obras anexas, una inversión cercana a los $ 6.500 millones financiados por el Fondo Nacional de Desarrollo Regional y la Municipalidad de Viña del Mar.
A las puertas de ser inaugurado, la alcaldesa Virginia Reginato afirmó que este es el primero en ser construido después de más de 50 años. Es una realidad y también es una realidad que el tránsito ha aumentado exponencialmente y que los viejos puentes sobre el estero exigen mantención en sus estructuras. El más antiguo de ellos, el puente Quillota, fue construido en 1908 por una empresa holandesa, utilizando concreto armado, revolucionario hace 112 años.
Este avance en la conectividad viñamarina de proyecciones regionales, llama a prestar atención a la vialidad urbana de la comuna en general, asumiendo el crecimiento poblacional, la extensión misma de la ciudad y diversos proyectos pendientes que implican impactos importantes que se deben enfrentar desde ya. Hay un plan regulador en marcha y se han establecido seccionales para frenar la desmesura inmobiliaria que castiga a ciertos sectores.
Sin embargo, hay antiguas definiciones urbanas que permanecen en el limbo: las cada vez más necesarias ampliaciones de las calles Von Schroeders, Cuatro Poniente y Cinco Oriente. Expropiaciones y gasto, pero obras insoslayables en una ciudad que crece. Tareas pendientes que es oportuno recordar cuando se pone en marcha una importante obra que mejora la vialidad urbana.