"Hay que democratizar el acceso al borde costero (...) y reconocer la realidad diversa de Viña del Mar"
Pablo Roncagliolo tiene un juicio categórico ante la explosión inmobiliaria en Viña del Mar, representada hoy por hoy por el proyecto que se pretende emplazar en Las Salinas. El vecino del edificio Anakena e integrante de su comité de Administración participó en el webinar que hizo este Diario con la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), sobre el proyecto en el antiguo terreno de las petroleras, planteando que "es la última oportunidad para que los grupos económicos, las inmobiliarias puedan redimir un poco el mal causado en el borde costero", en vista del uso industrial que tuvo por años.
Pero Roncagliolo también se preocupa por proyectos que se quieren realizar en el sector de Santa Inés: "Se está empujando el proyecto de la Autopista 6 Oriente, que va a pasar por el borde, la ladera, la parte más bonita de Santa Inés, que incluso todavía tiene vertientes, es la única parte verde que queda en Viña del Mar y es como hacer una herida en Santa Inés, partiendo por la población Gratry que es una población obrera, muy tradicional; y nuevamente los vecinos se están organizando y se están oponiendo".
En ese sentido, propone que se hagan obras menores para descongestionar el tráfico vehicular por 15 Norte y, con el dinero de la autopista, usarlo para "recuperar Santa Inés, su patrimonio, su historia y en este sector en particular, Viña no resiste otro proyecto inmobiliario. Viña ya dejó de ser una ciudad jardín".
- ¿Qué se puede hacer para no presionar más a sectores que están saturados con construcciones de edificios en Viña del Mar o que están en ese camino?
- Ha habido un silencio de las autoridades por demasiados años, y hoy en día el seccional que existe en el sector de las petroleras es absolutamente permisivo. Si se quisieran construir torres gigantescas lo podrían hacer, no hay límites de altura, la densidad permitida es altísima, han pasado los años y no hay una modificación a ese plan regulador. Incluso, ya se reguló un poco la altura en Santa Inés, se reguló la construcción en altura en la Población Vergara, pero no entiendo por qué no se ha regulado la construcción en altura en el borde costero. Además, el borde costero tiene una nueva complejidad, porque la tendencia mundial a propósito de los tsunami es alejarse de las playas, no seguir construyendo ahí. El SHOA ha publicado numerosas veces cuáles son las zonas más críticas de inundación y este sector es parte de ella, entonces no entendemos por qué, si la tendencia es a hacer parques costeros que contribuyan a detener posibles tsunamis, ahora se pretende construir edificios a metros de las playas. Las autoridades deben poner, rápidamente, cartas en el asunto y modificar la normativa sectorial; y por otro lado que la participación ciudadana no debe ser un mero trámite, debe ser vinculante.
- ¿Qué pasa con los planes reguladores en la discusión de los proyectos inmobiliarios? Se le critica porque no evolucionan o acompañan los cambios y las necesidades de la población.
- Justamente, los planes reguladores no evolucionan al ritmo que requiere la ciudad. ¿Por qué? El plan regulador, además de fijar normas, tiene que generar ciertos equilibrios. Basta mirar las fotografías aéreas de Viña del Mar y uno ve que en 40 años, lo único que ha ocurrido es un crecimiento en altura, brutal. Las casas en Santa Inés, en la Población Vergara, se han transformado en edificios y hoy en día Viña del Mar es una selva de edificios. Entonces, ¿qué hace un buen plan regulador? Debería compensar y generar espacios, por ejemplo, para la cultura, áreas verdes, para la comunidad, etc.; y como Las Salinas es el último terreno disponible, por eso cobra total relevancia.
- Por una lado está el desarrollo inmobiliario en el plan, pero a la vez están las tomas, los campamentos en el sector alto, produciéndose una suerte de dicotomía en la realidad de la ciudad. ¿Cómo influye en el enfoque hacia una nueva concepción de ciudad?
- No se puede privatizar, por así llamarlo, el borde costero para aquellos que puedan pagar y, por lo demás, la mayoría de los viñamarinos no va a tener recursos para comprar departamentos ahí. Lo que hay que hacer es democratizar el acceso al borde costero. Siempre pongo como ejemplo a la plaza Colombia, al lado del Casino, que tal vez es el lugar más democrático, integrado y abierto que queda en la ciudad. En un fin de semana, el uso de esa plaza con familias paseando, niños jugando, caminando por la avenida Perú, era el único lugar donde todos los sectores podían converger. No es así en los sectores donde se instalaron grandes torres de edificios que tienen una plusvalía muy alta, por lo que generar un parque integrado, donde todos los viñamarinos que vivan en el plan o en los cerros puedan tener acceso, es generar una ciudad más coherente con su realidad. Tenemos que reconocer la realidad diversa de Viña del Mar.
- ¿Cómo sería el modelo de ciudad ideal para los próximos 20 años, en el caso de Viña del Mar?
- El modelo de ciudad es aprovechar la última gran oportunidad en este terreno, para consolidar un modelo sustentable de turismo en el tiempo; y para eso se requiere generar este gran espacio comunitario en el borde costero, con acceso para todos y con espacios para la cultura, el deporte, las convenciones, etc. Lo digo de forma dramática: si no lo hacemos ahora, no habrá otro terreno como éste, nunca más. Viña del Mar es una ciudad confinada por los cerros, está atrapada en un espacio, no puede crecer y, por lo tanto, lo que se haga en este terreno define el futuro de la ciudad por las próximas décadas.
"El modelo de ciudad es aprovechar la última gran oportunidad en este terreno (Las Salinas), para consolidar un modelo sustentable de turismo en el tiempo".
"Se está empujando el proyecto de la Autopista 6 Oriente (...) y es como hacer una herida en Santa Inés, partiendo por la población Gratry que es una población obrera".