Edificio Arrieta: versión contemporánea del modo de habitar de residencias tradicionales de Villa Alemana
Inmobiliaria Ronago es la gestora de este emblemático proyecto habitacional, de baja altura, en una esquina con historia para la ciudad. Su apuesta es por una arquitectura de vanguardia, respetuosa con el entorno del lugar y la escala humana.
Villa Alemana se ubica en el valle del Marga-Marga, en condición de medianía entre lo urbano de la costa y lo rural del interior, con lomas de baja altura ideales para recorrer a pie. La ciudad es valorada históricamente por su saludable clima templado, cálido y soleado, con una suave brisa costera que retira la neblina en las mañanas, refresca las tardes y hace girar sus molinos de viento desde antaño. Su baja densidad, medida en el vacío arbóreo que construyen sus patios, se mantenía a favor del medioambiente.
Aún cuando la ciudad moderna trajo consigo una mayor densidad, se mantiene el modo en que las casas regalan al peatón un pequeño jardín en sus accesos, los que en continuidad se transforman en un bello paseo floral, atisbando en la profundidad el paisaje de los cerros. Las tradicionales villas o casas de campo que poblaron este sector instalaron con su arquitectura un modo particular de habitar, relacionado íntimamente con la bondad de los patios, corredores y salones de estar iluminados por lucarnas y ventilados por altas ventanas que incorporaban el cielo al interior, generando agradables lugares de encuentro.
PROPUESTA
ARQUITECTÓNICA
El Edificio Arrieta presenta un tamaño mesurado a la escala del barrio, coherente al ancho de sus calles. Propone una densificación moderada, que en su volumetría busca cuidar la forma de vida pausada y de comunidad. La virtud de su emplazamiento norponiente le otorga un espléndido asoleamiento, a la vez que el volumen se cualifica con la profundidad de sus fachadas, acordes a la orientación y altura.
Así, desde el primer piso, sus patios y terrazas proponen un ensanche del espacio público y median entre las veredas de calle Díaz con un frente de cuatro locales comerciales. En los pisos superiores, la profundidad de sus balcones atenúa la luz que entra por los ventanales a las salas de estar, en contraste con las ventanas altas de las habitaciones, que integran el cielo y sus hermosos arreboles.
El acceso principal, en la esquina de las calles Díaz con Arrieta, incorpora al edificio un vacío vertical medido por la altura de dos centenarias palmeras phoenix canariensis, conformando un umbral que abre un atravieso hacia el patio interior, donde una pequeña plaza, fresca y ventilada, incorpora los valores del patio a escala del edificio. Este patio de cuatro pisos de altura es atravesado por puentes o pasarelas que sirven a su vez de patio a cada piso, conectándose por una cómoda escalera que se abre junto a un ascensor de última generación. En torno a este vacío se organizan los 28 departamentos que conforman el edificio. Todos con recintos holgados, iluminados y con diversas orientaciones que ofrecen en cada mirada un fragmento diverso del paisaje circundante, entre las lejanías, los manchones boscosos y los follajes florales de los patios vecinos.
La materialidad del edificio es mixta, mezclando la resistencia del hormigón en sus muros principales y la versatilidad del acero galvanizado en las divisiones interiores y fachadas. Posee también detalles que le suman atributos arquitectónicos, como ventanas pvc-termopanel, pavimentos de porcelanato, cornisas y dinteles led en los accesos, la herrería artesanal en las letras y números del edificio. Un distingo de calidad, elegancia y simpleza. Por otro lado, todo el edificio se acoge al concepto Full Electric, promoviendo el uso de energías renovables. Cabe destacar también que cuenta con todos sus estacionamientos techados, un cómodo quincho, juegos infantiles y bicicletero.
TRABAJO EN EQUIPO
El proyecto fue fruto del trabajo del equipo interdisciplinario de la oficina Olfos & Vargas arquitectos, fundada por Montserrat Vargas Balbontín y Dan Olfos Ayarza, quienes junto a sus hijos alcanzan una cuarta generación de arquitectos, en casi un siglo en el ejercicio de la profesión. El diseño arquitectónico estuvo a cargo de Fidel Olfos, Marcela Canales, Claudia de la Roza y Raúl Traslaviña, con el dibujo técnico de Carla Esquivel. El diseño de Consuelo Olfos, Agostina Alaniz, Claudia Jaime y Juan Carlos Sastre. Las especialidades: cálculo estructural de Pablo Maggi, ingeniería eléctrica de Renzo Nicolini e ingeniería sanitaria de Juan León. La materialización fue obra de Agora Ltda., con Martín, Lauro y Diego Olfos, junto a Arimez Ltda., de Gonzalo Valderrama, ambas constructoras de la zona con la calidad del trabajador local. Más información de las unidades disponibles y valores, contactar a Quios Propiedades al +569 37775935.
TRADICION FAMILIAR
Olfos & Vargas arquitectos es una vertiente de la oficina de arquitectura de Alfredo Vargas Stoller, quien desarrolló importantes proyectos en Valparaíso, entre los que destacan el Teatro Valparaíso (1936), el Teatro Mauri (1943), el Edificio Cooperativa Vitalicia (1946) y la Galería Couve (1953, Viña del Mar). En esta oficina trabajaron tres de sus hijos: Alfredo, Eduardo y Rafael Vargas Herrera; todos arquitectos. El año 1978 se incorpora su nieta Montserrat Vargas Balbontín junto a su esposo Dan Olfos Ayarza, ambos arquitectos de la Universidad de Valparaíso. Hoy es el turno de una cuarta generación de arquitectos, con sus bisnietos Fidel y Lauro Olfos Vargas.
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