Problemas por la escasez de agua
La sequía extrema provocó un problema de sedimentos que gatilló cortes en comunas como Valparaíso, Concón y Viña del Mar. La crisis hídrica golpea con fuerza a la Región y suma inquietudes respecto de cómo quedarán definidas las futuras normas constitucionales sobre propiedad y uso del agua.
Cada vez con mayor frecuencia, la crisis hídrica que vive el país tiene una expresión particularmente dramática en la Región de Valparaíso. Hace un par de semanas fue el racionamiento impuesto a los habitantes de Nogales, medida que vino a sumarse a la situación que miles de personas viven en comunas y localidades donde el abastecimiento de agua potable funciona a través de camiones aljibe o turnos de agua cada vez menos generosos. La vida organizada en torno a la escasez es una realidad que en los grandes centros urbanos se mira con preocupación, pero también con la distancia que otorga la inexperiencia, porque basta con abrir una llave para contar con un elemento tan esencial, que es difícil imaginar los sacrificios que implica su ausencia por largos periodos.
Por eso lo ocurrido este martes representa un grave signo de cómo los problemas hídricos comienzan a afectar las comunas más populosas. El reconocimiento lo hizo la propia empresa sanitaria Esval S.A., al explicar las interrupciones del suministro en Concón, Placilla Viejo, Placilla Oriente, Curauma, Barrio Norte de Villa Alemana, el sector Los Pinos y El Retiro de Quilpué y algunos sectores de Viña del Mar, como Forestal Alto y Chorrillos Alto. "Estamos viviendo una situación de sequía extrema, lo que también afecta la condición de nuestras fuentes. En este caso, debemos tratar agua con mucho más sedimento de lo normal. Los lavados habituales no fueron suficientes, lo que nos obligó a sumar adicionales y a efectuar cortes de suministro", detalló el gerente regional de Esval, Alejandro Salas.
En lo inmediato, las inversiones hechas por la sanitaria permitirán subsanar el problema, pero en el largo plazo el suministro estará delimitado por las lluvias, cada vez más esporádicas, y por los deshielos cordilleranos, que estos últimos años han vivido mínimos históricos.
Los problemas con el agua no solo afectan el suministro hogareño; también impactan labores productivas intensas en contratación de mano de obra, como el riego de los campos, cuyos frutos se transforman en cajas de exportación. Las cadenas de valor asociadas a la agricultura son tan importantes para la economía regional como el comercio, el turismo, la educación, la minería y la construcción. De allí que algunos cambios propuestos en la Convención Constitucional (CC) para la propiedad y administración de cuencas y depósitos naturales de agua generen preocupación tanto en los gremios asociados al agro como en las empresas encargadas de las concesiones sanitarias. En ambos casos apuestan a que las decisiones finales de la CC serán sensatas y con la mirada puesta en que la escasez será la norma en un país azotado por el cambio climático.