Dudas y condiciones del tren a Santiago
Aunque el Presidente planteó su compromiso con el proyecto, el ministro de Transportes sinceró las condiciones que debe cumplir.
Con apenas tres meses en La Moneda, la Cuenta Pública dada por el Presidente Gabriel Boric en el Salón de Honor del Congreso, en Valparaíso, fue menos un recuento de los logros alcanzados y mucho más un dibujo de la hoja de ruta que guiará la marcha del Gobierno para los próximos cuatro años. En las 2 horas y 16 minutos que duró su discurso, Boric construyó en tono y forma un relato entusiasta de las tareas que tiene el país por delante, recorrió las dificultades de los últimos años, destacó logros de gestiones anteriores -sí, incluso del mandato de Sebastián Piñera-, y en un tono conciliador que buscaba entusiasmar a partidarios y detractores, hizo el llamado general que siempre despliegan los Presidentes en estas instancias: es necesario unir voluntades de forma transversal para alcanzar los objetivos.
Entre todos los anuncios, el que tuvo mayor resonancia en la Región de Valparaíso fue el compromiso asumido por el Mandatario para apoyar la construcción de un tren rápido entre la capital regional y la capital del país. "Desde esta Ciudad Puerto, anuncio que ya hemos comenzado a trabajar para hacer realidad el tren que unirá a Valparaíso y Santiago. Este es solo uno de los avances en materia de trenes que implementaremos, porque estamos convencidos que estos avances marcarán una diferencia sustantiva en la calidad de la vida de las personas y posibilitarán el avance del país al desarrollo inclusivo que buscamos", dijo el Mandatario. Minutos antes, el ministro de Obras Públicas, Juan Carlos García -un vecino de la ciudad que siempre ha manifestado su apoyo a esta idea-, anunció que este año debería quedar zanjado el trazado del nuevo ferrocarril, con seguridad la primera decisión clave en torno a la cual se irán decantando adherentes, detractores y oportunistas.
Sin embargo, un proyecto de esta envergadura requiere algo más que la sola voluntad expresada en público. Un tren de pasajeros y carga que reponga un servicio permanente entre Valparaíso y la Región Metropolitana necesita una convicción profunda previa respecto de sus beneficios, habilidad técnica para sortear los numerosos escollos que encontrará en el camino y muñeca política para negociar respaldos. Por ello, la señal que dio ayer el ministro de Transportes, Juan Carlos Muñoz, quien al ser consultado sobre la iniciativa reconoció que el proyecto solo es posible si cumple con la condición de "responsabilidad social", se transforma en un ruido, una frase disonante, una pequeña contradicción en el relato construido desde la misma Presidencia sobre la superioridad del ferrocarril como medio de transporte. El mensaje subyacente en las palabras de Muñoz es que el tren es otro proyecto más en la extensa cartera que maneja el MTT y será sometido a los mismos vaivenes burocráticos que han atrasado la iniciativa desde que en 2019 fuera declarada de interés público.
¿Cómo se expresará de manera distintiva el compromiso de Boric con el tren entre Valparaíso y Santiago? Alguien en La Moneda debería hacer "control de daños" frente a esas dudas y plantear con claridad el sacrificio al que está dispuesto el Gobierno por un proyecto que requiere un esfuerzo mayor y del que no podrá cortar ninguna cinta.