Intentos para frenar la libertad de expresión
Ataque a periodista deEl Observadorde Quillota es una reiteración de la agresividad con que actúan quienes explotan las "tomas". Pero hay una cuestión de fondo, como son las acciones que, con el pretexto de combatir las noticias falsas, pretenden regular a los medios y frenar su tarea limitando de hecho la libertad de expresión que resulta incómoda para el oficialismo de turno.
Un hombre y una mujer, que se identificaron como provenientes "de la llamada 'toma VIP' de Colmo", agredieron a un periodista del diario El Observador de Quillota. El hecho ocurrió cuando el atacante, de unos 40 años, junto a una mujer de unos 50, llegaron hasta las oficinas del periódico y pidieron hablar con un periodista, siendo atendidos por el profesional Juan Pablo Rojas.
Comenzaron a mostrar lo que supuestamente sería una documentación y, sorpresivamente, el hombre golpeó al periodista, le quebró los lentes y lo golpeó varias veces en el pómulo derecho, dejándole con una herida sangrante y tumbado en su silla. Rápidamente la pareja huyó en un automóvil que los esperaba. Estos hechos fueron consignados en una declaración del periódico y denunciados a Carabineros.
La toma a que aludían los agresores corresponde a 20 hectáreas situadas en Santa Rosa de Colmo, pertenecientes a la familia Easton, donde se han asentado irregularmente 120 familias que han construido viviendas de cierta calidad y, además, cerrado al acceso creando un verdadero condominio.
El periódico señala en una declaración que la agresión "es una prueba más de la violencia con que están actuando los responsables de las tomas ilegales, que han usurpado terrenos privados y actúan con un alto grado de violencia y peligrosidad". No exagera esa versión, pues ahí está el caso de Alejandro Correa, propietario de un terreno usurpado que fue asesinado por un sicario en la puerta de su casa.
La violencia ahora alcanza a un medio de comunicación, lo cual es particularmente grave, pues han sido los medios los que han dado cuenta de la criminalidad que se está generando a partir de la explotación de un problema social como es la crisis habitacional.
Como El Mercurio de Valparaíso, medio víctima de la violencia, repudiamos esta agresión y solidarizamos con la víctima del ataque que debe ser investigado a fondo, tanto para castigar a los responsables como para prevenir nuevas agresiones.
El reciente ataque al periodista de El Observador y los anteriores atentados contra El Mercurio de Valparaíso y El Líder de San Antonio, son hechos gravísimos que intentan intimidar a los medios y silenciarlos.
Pero hay una cuestión de fondo, como son las acciones que, con el pretexto de combatir las noticias falsas, pretenden regular a los medios y frenar su tarea limitando de hecho la libertad de expresión que resulta incómoda para el oficialismo de turno. Así, es lógica la inquietud ante campañas solapadas, disfrazas, que buscan amordazar al tropiezo que significa esa libertad. La irresponsabilidad presente en muchos medios digitales, no puede ser un argumento para intentar frenar la libertad de expresión, especialmente de aquellos que actúan de acuerdo a la normativa tradicional vigente, con responsabilidades legales que tienen nombre y apellido.