La despedida del contralor Bermúdez
Después de ocho años, el abogado porteño deja su cargo en el que quizás sea uno de los períodos más complejos del organismo. El abogado podría integrarse a la PUCV, casa de estudios de la cual siempre ha estado agradecido, o quizás privatizarse en Santiago, con sede en la zona.
El contralor general de la República, Jorge Bermúdez Soto, dejará su cargo a fines de la próxima semana tras ocho años de sinuoso camino, marcado no sólo por los recurrentes casos de corrupción en los servicios públicos, sino también por dos eventos que de alguna manera quedarán grabados a sangre y fuego en la historia de Chile: el estallido social y la pandemia.
Pese a las evidentes dificultades y presiones sufridas, y aunque aún sea demasiado temprano para evaluar su labor, parecen congeniarse dos almas críticas respecto de su desempeño. El primero, que más bien viene de la esfera política, le atribuye un afán desmedido por figurar e intentar influir en decisiones o hechos que no necesariamente serían de su incumbencia, sobre todo en los ásperos bordes del derecho, donde todo es interpretable. El segundo tiene más que ver con la opinión ciudadana y la sensación de que los casos hoy al menos se conocen, gran parte de lo cual es responsabilidad de las fiscalizaciones y auditorías de Contraloría.
En la Región de Valparaíso el contralor regional Víctor Hugo Merino, quien fue trasladado a Santiago en 2019, siempre fue criticado por la actual oposición por un supuesto "favoritismo" por el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, en tanto su reemplazo, Ricardo Betancourt ha vuelto a ser objeto de quejas aun cuando ha emitido sendos fallos no precisamente favorables al propio Sharp, a los alcaldes del Frente Amplio y al gobernador regional, Rodrigo Mundaca. Precisamente el informe sobre traspasos por $1.370 millones hechos por el GORE a fundaciones y oenegés dio cuenta de numerosas irregularidades, aun cuando los antecedentes no fueron derivados al Ministerio Público, cual era la intención de los demandantes de la UDI y de algunos cores.
Bermúdez, finalmente, recalará precisamente en su natal Cerro Esperanza de Valparaíso, desde donde podría integrarse a la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, casa de estudios de la cual siempre ha estado agradecido, o quizás privatizarse en Santiago, con sede en la zona.
Con todo, dicho está, sus ocho años en Contraloría podrán calificarse de muchas maneras, menos de aburridos.