Flor Arbulú

Un solitario y desarraigado camionero es jubilado a la fuerza y decide emprender un último viaje a bordo de su camión. Su objetivo es reencontrarse con su hija, a la que no ve hace 15 años, con el fin de redimir sus errores del pasado. Esta es la trama de "El hombre del futuro", primer largometraje de Felipe Ríos y que cuenta con José Soza y Antonia Giesen en los roles protagónicos.

Es "una historia sencilla que trata de las cosas más humanas que hay, sobre los lazos, los miedos y la búsqueda de cierto bienestar de casi todo lo propiamente humano", describe Giesen. "Para mí, es un trabajo sobre la melancolía, pensar lo podría haber sido, pero que realmente no haríamos nada por remediarlo, porque en el fondo ahí está el goce: en la no concreción de eso que imaginamos podemos ser", dice.

La cinta actualmente se proyecta en Santiago, pero tiene funciones especiales en distintas ciudades del país. Es así como hoy se exhibirá en Quilpué y en septiembre tiene programadas funciones en Valparaíso (ver recuadro).

Un largo viaje

Para Giesen, si bien "El hombre del futuro" no es la primera película que estrena -el año pasado llegó a la pantalla grande con el trabajo de Arnaldo Valsecchi, "Calzones rotos"-, sí fue la primera producción para cine que grabó. "Es bonito, porque efectivamente la historia se cuenta a través de un viaje y nuestra filmación en el extremo sur de chile (Patagonia) fue un viaje, y fue un viaje para mí en todos los sentidos, literales y simbólicos", asegura.

Cuenta que "aún estudiaba psicología y algo de estos dos mundos disciplinares estaba intentando mezclar y separar, y a la vez me estaba inmiscuyendo en un acto creativo que implicaba conectar con el colectivo, pensar y desglosar cada escena, impregnarse del sur y sus elementos, el frío, el viento, la gente y sus costumbres".

Desde su opinión, "es una muy linda y sencilla historia para partir en el cine, una actuación pequeña, sutil, prematura y a ratos torpe, un lugar que podía ser incómodo, pero también honesto en mi momento de vida". Fue un trabajo bien logrado, en todo caso, pues consiguió llevarse una mención especial del jurado a artista revelación en el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary, donde se estrenó la cinta mundialmente.

Experiencia extrema

Uno de los aspectos que destaca la producción es que se grabó durante un mes y 10 días en la Patagonia chilena, algo que José Soza califica como "una gran aventura en la cual estuve muy contento, porque a mi edad (73) hacer ese trayecto, filmando día y noche, fue un buen desafío del cual, afortunadamente, salí bien".

"Yo creo -dice por su parte Antonia Giesen- que no lo dilucidamos como una experiencia extrema. Algo sabíamos, pero hasta que estuvimos ahí nos dimos cuenta de lo difícil, caro y rudo que era". "Las condiciones de rodaje no eran fáciles, el clima cambiaba por segundo, por ende, se imponía la inestabilidad del tiempo para grabar, lluvia, luego viento, luego podía llegar el sol, debíamos esperar para seguir grabando", detalla.

"Estuvimos también en Caleta Tortel, que es un lugar donde sólo hay pasarelas de ciprés. No nos podíamos transportar en auto hacia los sectores que deseábamos grabar, todo caminando: los equipos, vestuario, elementos de arte, todo a mano, con frío, al amanecer sin luz, con peso y cansancio. Sinventuras que atesoro en mi memoria", agrega la actriz.

Esto, porque "las maneras en que yo pensaba que debía desarrollar mi experiencia de primera película, en mi imaginario casi como 'un retiro espiritual creativo', se derrumbó en muchos sentidos. El frío era frío, ya no daban ánimos de trote matutino ni de comer fruta y lechuga (ríe), sino comer pan y de la cama ¡a grabar! Pero eso también lo hizo muy interesante".

A pesar de ello, el paisaje de alguna manera ayuda a contar esta historia. "Antes, en la filmación, estuve preocupado y el director de fotografía (Eduardo Bunster) también para que no fuera paisajística la película", pero tras verla terminada "creo que faltó algo de ese asombro, de esa inmensidad, de ese paisaje", aunque de todas maneras el contexto hace que el personaje que él interpreta "sea más melancólico, más enfermo, más triste, más desolado", asegura Soza.

Gira por regiones

"Estrenar hoy esta película después de casi tres años es un cierre de ciclo no sólo para mí, sino a nivel de equipo. Fuimos un equipo de mucha hermandad, probablemente la experiencia del formato claustro, retirados en la Patagonia, nos produjo esa sensación de clan y de complicidad", sostiene Antonia Giesen. José Soza también destaca el equipo con el que trabajó, al que calificó de "extraordinario" y "valioso".

En cuanto a la forma en que se decidió proyectar la cinta, a través de cine foros en varias ciudades de Chile, el actor de teatro, cine y televisión le parece "muy interesante". "Los foros con algún integrante del equipo, donde el público opine, nosotros los hemos hecho en teatro y es muy buena la participación del público, sobre todo en regiones. Es muy importante recoger eso", finaliza el actor que hoy estará en Quilpué.

"Fue una gran aventura en la cual estuve muy contento, porque a mi edad (73) hacer ese trayecto, filmando día y noche, fue un buen desafío del cual, afortunadamente, salí bien"

José Soza, Protagonista de "El hombre, del futuro"

"Estrenar hoy esta película después de casi tres años es un cierre de ciclo no sólo para mí, sino a nivel de equipo (...) Probablemente la experiencia del formato claustro, retirados en la Patagonia, nos produjo esa sensación de clan y de complicidad"

Antonia Giesen, Protagonista de "El hombre, del futuro"